Colectivos y protectoras de animales han desarrollado programas para rescatar y cuidar a los animales de compañía que se hayan quedado solos temporalmente porque sus dueños están hospitalizados y sus familiares o entorno social no han podido hacerse cargo de ellos. En aquellos casos en los que las mascotas han perdido definitivamente a sus dueños por culpa de la pandemia, estas asociaciones las acogen y facilitan su adopción.

¿QUIÉNES SON?
El colectivo de voluntarios que gestiona la protectora madrileña El Refugio ha desarrollado dos iniciativas para que las consecuencias de la emergencia sanitaria no afecten de forma indirecta a las mascotas y de manera directa a sus dueños, quienes los consideran una compañía vital en sus vidas y parte de su familia.
Sin embargo, no todas las asociaciones y protectoras tienen las mismas condiciones y capacidades para poner en práctica estas acciones, que requieren la coordinación entre otros colectivos para poder intervenir a nivel nacional. Por ello, a estas iniciativas se han sumado otras asociaciones, como FAPAM, ALBA, ACUNR o el Arca de Zeus. Para este fin, han creado una aplicación, Amazdog, para conectar a protectoras y asociaciones de toda España.
¿QUÉ HAN HECHO?
La primera de las iniciativas se llama “Solo en casa” e intenta rescatar a perros y gatos que se hayan quedado aislados durante la hospitalización de sus dueños. Cuando es posible, se garantiza que un voluntario vaya al domicilio del dueño para sacar al perro a pasear y ponerle agua y comida a la mascota. La segunda iniciativa, con el nombre de “La vida sigue” pretende acoger y favorecer la adopción de mascotas que han perdido definitivamente a sus dueños a causa de la pandemia.
Según el presidente de la protectora El Refugio, Nacho Paunero, se atienden solo las situaciones verdaderamente necesarias y ofrecen también atención veterinaria gratuita para quienes estén sin trabajo a causa de la crisis sanitaria. Esta protectora ya había desarrollado el “Proyecto Edén”, para el acogimiento y adopción de perros cuyos dueños habían fallecido. Esta iniciativa surgió cuando Gregorio, dueño de Zeus, acudió a la protectora, sabiendo que su final estaba próximo y necesitaba buscar otro dueño para su mejor amigo. A los pocos días de publicar el caso, Irene adoptó a Zeus porque “la vida sigue”. Fueron necesarios articular los trámites legales para este tipo de adopciones pues los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas carecen de protocolos en el caso del fallecimiento de los dueños.
Otras iniciativas han desarrollado redes solidarias para el cuidado de mascotas durante el ingreso de sus dueños o, llegado el fatal desenlace, su adopción.
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Me gustan todas las iniciativas que hay en esta web porque implica la solidaridad y humanidad que nos debiera caracterizar siempre. Pero esta es maravillosa. Como amante de los animales y especialmente de los perros me parece una idea fascinante. Nos dan tanto sin esperar nada a cambio más que un poco de cariño. Ánimo, dispuesta a colaborar con esta idea si hiciera falta. Elena Díez