El trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado lleva implícita una fuerte carga emocional, pues al tiempo que han de defender la vida y la integridad de las personas y el libre ejercicio de sus derechos ciudadanos, han de velar por el cumplimiento de la ley frente a cualquier amenaza. En tiempos de pandemia, su trabajo adquiere una importancia y una complicación adicional.
¿QUIÉNES SON ESTOS TRABAJADORES?
Pocas veces reparamos en que los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (policías nacionales, autonómicos y locales y guardia civil y ejercito) son simples “trabajadores”, hombres y mujeres que desarrollan su labor diaria, la mayoría de las veces en unas condiciones extremas que les exigen tener que tomar decisiones en milésimas de segundo, pero sin perder la serenidad y sin dejar traslucir sus emociones. La imprevisibilidad de las circunstancias que se ven abocados a afrontar, les exige un permanente estado de alerta, pues en cuestión de segundos pueden pasar de la rutina o inactividad, a tener que soportar situaciones de gran tensión e incertidumbre que requieren una disposición y entrega máximas.
¿QUÉ HAN HECHO?
A estas alturas a nadie se le escapa que estos trabajadores de la Seguridad y el Orden son NUESTROS ANGELES DE LA GUARDA, que están realizando una importantísima labor humanitaria más allá de su trabajo habitual, constituyendo una pieza fundamental en el engranaje de la lucha contra el coronavirus. Gracias a su trabajo eficaz y callado, también ellos han comenzado a ser aplaudidos desde las ventanas y balcones, incluso por el personal sanitario, con el que siempre han caminado hombro con hombro, bajo el hermoso lema de “Cuida de quien te cuida”.
Precioso homenaje a las FCSE. Muchas gracias.