Por María Alexia Martín

¿Sabías que se les extirpaba los órganos genitales a los hombres para poder llegar a la nota natural de las voces de mujeres, ya que a estas se les prohibió cantar? Esto se remonta a la época eclesiástica de la Edad Moderna europea, concretamente en los siglos XVI al XVIII.

La Iglesia no veía bien que las mujeres formasen parte de un coro compuesto íntegramente por voces masculinas, por lo que se niegan a aceptar aquellas voces femeninas, que, aunque fuesen educadas adecuadamente para ello, se prefería mantener su creencia y principio. Esto se remonta a la epístola de San Pablo (IV) -entre el 5 y el 10 d.C-, que decía mulier taceat in ecclesia, cuyo significado es “las mujeres deben permanecer calladas en la iglesia” (Rosell Antón, 2021).

Al ver que la Iglesia necesitaba voces agudas en las capillas eclesiásticas, decidieron que lo podrían llevar a cabo los famosos castrati. Los castrati -o castrato- eran hombres que fueron castrados con el objetivo de que estos pudieran interpretar piezas musicales con registro agudo. Gracias al fenómeno de estos personajes, podemos percibir y tener una idea clara acerca de la marginación social que sufrían las mujeres durante los inicios de la Edad Moderna (Soler Campo, 2017).

Se respiraba una época de misoginia hacia las mujeres y un comportamiento poco correcto, ya que se acepta antes el sacrificio de niños con voces blancas que permitir que mujeres cantaran en las capillas eclesiásticas o, simplemente, dar importancia a su voz. Esto causó que muchos de esos niños castrados que no producían el resultado esperado o deseado como cantantes, tenían que asumir dichas consecuencias causadas por el pensamiento social de la época, sin pensar en la opinión de estos. Este pensamiento se mantuvo hasta finales del siglo XVIII (Soler Campo, 2017).

Se normaliza tanto que los castrati fueran el centro de atención que se llegó a representar fuera del cristianismo, sobre todo en géneros musicales como las óperas, y muchos compositores de la época llegaron a realizar música sólo para los castrati (Soler Campo, 2017). Es aquí donde podemos destacar a Farinelli.

Farinelli fue un cantante castrato italiano que realizaba actuaciones cuyas protagonistas eran escritas para mujeres -dando a entender que los castrati ocuparían durante un largo periodo los papeles de las voces femeninas-. Su tono vocal sonaba tan natural, que era como una mezcla de soprano-mezzosoprano, de vibración extraordinaria. Podía producir más de 250 notas en una sola respiración manteniéndola durante más de un minuto (Rosell Antón, 2021).

En la película Farinelli (1994) vemos al castrato cantar la canción “Lascia Ch’io Pianga” en el acto II de la ópera de Händel, Rinaldo:

https://www.youtube.com/watch?v=WuSiuMuBLhM

            En el siglo XVIII fue cuando las mujeres tendrían oportunidad de aparecer en la puesta en escena de obras operísticas. Son las famosas primadonna; primeras mujeres cantantes que desempeñan el papel de soprano en las óperas, y que también tuvieron posibilidad de componer (Rutherford, 2007). Entre ellas podemos destacar a la soprano londinense Francesca Cuzzoni que llegó a cantar hasta 32 óperas de Bononcini, Ariosti y Händel. Aquí adjunto un cuadro de ella en el espectáculo de Rodelinda (1719) (Medina y Romana Veneziano, 2013):

(Amón, 2017)

Vuelvo al tema principal preguntando, ¿cuándo permiten a las mujeres cantar? Fue cuando el Papa Clemente XIV (1769-1774) prohibió terminantemente la castración, y ordenó que, en los coros, las voces de soprano y contralto las hicieran las mujeres. Aun así, los castrati siguieron formando parte de la Iglesia, siendo la última institución en abandonar la práctica del uso de castrati (s.d., Miscelánea Operística).

En definitiva, las mujeres siempre han estado marginadas por la sociedad, concretamente cuando la Iglesia era la principal institución de dominio de poder. Estas tenían prohibido cantar en coros eclesiásticos, por lo que surgió la figura de los castrati, aquellos que reemplazaron a las mujeres en todos los ámbitos artísticos. Sin duda, el pensamiento que se llegó a generar durante siglos nos lleva a preguntarnos el porqué de no usar las cualidades de la voz femenina en vez de castrar a los hombres, dejando así de aprovechar también las cualidades de la voz masculina. Podemos llegar a la conclusión de que se prefiere maltratar, que llegar a entender que las mujeres podemos llegar a ser tan buenas cantantes como cualquier otro hombre.

 

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