Al inicio de cada curso procuro coordinarme con mis compañeros/as, no solo en lo referente a los contenidos de la asignatura (que resulta evidente), sino también en cuanto a los recursos docentes y, especialmente, al sistema de evaluación. No considero adecuado que, por ejemplo, en el grupo de la mañana se realicen parciales y en el de la tarde no, o que en un grupo se utilice R mientras en otro no se emplee ningún software. Tanto me pesa el agravio comparativo, que cuando no ha sido sencillo alcanzar un acuerdo, he optado por adaptarme a los métodos empleados por mis compañeros/as, aun cuando no fueran necesariamente los que yo habría elegido.
Quizás por eso, lo que más me duele de llevar diez meses acreditada a Catedrática no es tanto el desinterés mostrado por la Universidad de Granada ni la falta de voluntad para abordar este asunto —circunstancias evidentes en las últimas y desalentadoras reuniones con la Gerencia—, sino comprobar que en otras universidades andaluzas los procesos de promoción se desarrollan de manera prácticamente automática. Esta disparidad en el trato constituye, un agravio comparativo difícil de justificar, que genera incertidumbre y desmotivación entre quienes nos encontramos en esta situación.
Y, somos muchos, concretamente 185 acreditados/as a catedráticos/as de los que 4 llevan más de 18 meses acreditados/as y otros 45 llevan entre 15 y 18 meses
En el caso de los acreditados/as a titulares el número asciende a 225, aunque en el gráfico se han eliminado dos casos de 2020 y 2021, para una mejor visualización. Hay 9 casos en los que llevan acreditados/as más de 18 meses y otros 41 que llevan entre 15 y 18 meses. 
Para quienes quieran anticipar cómo podría desarrollarse la situación durante este año, podéis hacer vuestras propias simulaciones a partir del Excel de acceso identificado en la aplicación Cálculos de Acreditaciones y Tiempos (CAT), que encontraréis en este enlace:
https://catalinabgarciagarcia.shinyapps.io/app_acreditacion/
Soy consciente de que este es, en cierto modo, un problema del primer mundo y que, a pesar de las dificultades, seguimos siendo unos privilegiados. Pero también sé que este privilegio nos lo hemos trabajado mucho, a base de años de esfuerzo, dedicación e ilusión. Y precisamente por eso, cuando miro a mis compañeros/as de Almería o de Cádiz (por ejemplo) y constato que allí los procesos de promoción se resuelven casi automáticamente, vuelvo a sentir con fuerza el agravio comparativo y la convicción de que algo más se puede —y se debe— hacer.
En este contexto, está previsto que hoy se celebre una asamblea para debatir los pasos a seguir ahora que sabemos, que la Universidad no siente compromiso alguno con nosotros. Lamentablemente no podré asistir, ya que tengo clase. Resulta evidente la paradoja: la administración se sostiene en el hecho de que nosotros sí mantenemos intacto nuestro compromiso con la calidad de la docencia y de la investigación, con la Universidad y con nuestro alumnado, aun cuando la institución nos dé la espalda.
Por todo ello, desde aquí solicito que la Universidad de Granada asuma de manera decidida su responsabilidad y habilite un procedimiento ágil, transparente y justo para garantizar la promoción académica de todo el profesorado acreditado. No se trata únicamente de una cuestión administrativa, sino de respeto institucional, de equidad y de compromiso con quienes sostenemos día a día la calidad de la docencia y la investigación.

Relación entre las emisiones de CO₂ en 2021 y 1990 por país de la Unión Europea. En verde, los países que ya han reducido más del 55 % exigido por la Ley Europea del Clima; en amarillo, los que han disminuido pero sin alcanzar ese objetivo; y en rojo, los que incluso han incrementado sus emisiones

