El estudio de niveles culturales descritos nos facilita la comprensión de cuatro acciones de gobierno en las corporación: las decisiones centradas en la gestión, la reestructuración la innovación y el cambio.
En el ámbito de la gestión – es el más simple y supercial – quienes gobiernas se dedican a controlar los mecanismos de contro de las corporaciones, esto es, el funcionamiento contidiano. Esta es la propuesta de las burocracias modernas: auditar y rendir cuentas de las eficacia de las corporaciones. Es el caso de la memorias de gestión que se presentan al finalizar cada periodo escolar en la universidades.
La reestructuración de las corporaciones es también un acción centrada en el ámbito de los artefactos de las corporaciones: son mejoras técnicas en distribución de las responsabilidades políticas, la creación de un organigrama de gobierno, la si+upresión de departamentos o la creación de otros. Estos procesos de reestructuración requieren cierto liderazgo en quien los acomete: es decir, capacidad de poder e influencia para decidir la creación de nuevas estructuras o la supresión de otras. En el caso de las universidades de nuestro entorno la reestructución consiste en crear nuevas estructuras organizativas sin eliminar las anteriores: un efecto de acumulación de estratos corporativos.
Por otro lado, la innovación en las corporciones aduce a valores que resultan hegemónicos en las corporaciones. Por ejemplo, las innovacionews del Plan Bolonia en las universidades introdujo la lógica del mercado y la productividad científica de su personal docente como dos pilares principales de la acción profesional. Los valores que reemplazan estas dos tencinas mencioandas son las «sabiduría» académica del profesorado universitario y sus aportaciones críticas a la sociedad.
Finalmente el cambio corporativo está relacionado con los principios subyacentes de las corporaciones. En el ámbito universitario las tradiciones culturales de las corporaciones se remontan a sus princpios fundacionales, muy enraizados en la tradición religiosa de los monasterios como únicos centros del saber. Y ello puede verse en la indumentaria que se utiliza en los rituales de iniciación académica, tales como la nominación de doctorados. El cambio en estos principios, supone en la realidad crear otra corporación y olvidar la anterior existente.
En conclusión, quizá nos movamos únicamente en los ámbitos de gestión y reestructuración cuando hablamos del gobierno de las universidades, es decir, las decisiones que se adoptan no van más allá del ámbito de las reformas adoptadas con el objeto de actualizar la corporación en sus aspectos más estéticos. Las innovaciones mencionadas – mercado y productividad – sólo se adoptan formalmente cuando en entorno, o contexto histórico, imposibilita la transferencia de conocimiento por inexistencia tanto de mercados accesibles y públicos consumidores de los productos elaborados. Y, por tanto, se persiste en la inercia cultural de «único espacio del saber» y el pensamiento crítico.