En España hay más de 8.000 municipios. Muchos de ellos son municipios pequeños y, en muchos casos, despoblados y sin apenas medios materiales y humanos para poder prestar todos sus servicios. En estos lugares a los que la tecnología no llega igual que al resto, pero en los que el virus sí puede llegar, la batalla que se ha de librar desde los Ayuntamientos es aún más heroica.
¿QUIÉNES SON?
El número de municipios a lo largo de la geografía española supera los 8.000. La inmensa mayoría de los municipios españoles son municipios rurales con medios limitados. La provincia de Granada cuenta con 174 de los 786 municipios de Andalucía. Muchos de ellos (más del centenar) son de menos de 2.000 habitantes. Y por debajo de los 1.000 habitantes hay más de 70. En estas circunstancias, mantener los servicios municipales es a veces difícil. A veces el alcalde compagina su trabajo con sus propias labores profesionales y, con suerte, un Secretario y un Alguacil son todo el personal del ayuntamiento. En estos pueblos, muchos alcaldes han asumido compromisos personales muy directos para intentar limitar el avance de la pandemia. Recogemos sólo dos ejemplos a continuación: Ángel, alcalde de Pampaneira, un municipio de la Alpujarra granadina de poco más de 300 habitantes, pero considerado uno de los municipios más bellos de España. O de Mariano, alcalde de Iznalloz, un municipio algo más grande (unos 5.000 habitantes) y con más medios. Ambos se han puesto manos a la obra muy directamente.
¿QUÉ HAN HECHO?
Lo que Ángel y Mariano han hecho es ponerse manos a la obra inmediatamente y colgarse mochilas para desinfectar personalmente las calles de sus pueblos, sobre todo aquellas en las que era difícil que los medios mecánicos pudieran entrar. Su objetivo y preocupación el intentar que evitar que los vecinos más vulnerables de sus pueblos, muchos de edad avanzada, corrieran riesgos innecesarios. En algunos casos lo han hecho incluso sin equipos de protección adecuados (mascarillas), al carecer de los mismos en los primeros momentos del confinamiento.
Además, en muchos de estos pueblos pequeños han sido especialmente ágiles para organizar los sistemas para llevar la compra a las casas de los más mayores y vulnerables, mantener su suministro de medicinas y, en general, poder atenderles en caso de necesidad. Cuando la tecnología y la actividad frenética de las ciudades no ha conseguido con frecuencia establecer sistemas eficaces para ayudar a sus mayores, el cariño y cercanía de los pueblos ha conseguido superar muchas de estas limitaciones.
Son precisamente los momentos difíciles en los que suelen salir el lado más humano y solidario de las personas. Los alcaldes de pueblos 
pequeños suelen destacar en estas situaciones por su implicación personal en la solución de los problemas de sus vecinos, mucho más allá de lo que cualquier reglamentación pueda establecer.
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