¿Qué circunstancias ayudaron a que unas prácticas musicales y culturales más bien marginales de un barrio como el Bronx de New York se expandieran mundialmente en solo una década, entre finales de los 80 y los 90 del pasado siglo?
He aquí unas palabras de Theodore Livingston (Grand Wizard Theodore, un DJ reconocido por muchos como el inventor del Scratch):
“Mucha gente confunde el rap con el hip hop. Son dos cosas diferentes! Cuando hablas de rap, hablas de un presentador y de un DJ. Cuando hablas de Hip Hop, hablas de grafiti, hablas de break dance, hablas de DJ, hablas de presentadores, del modo en que vistes, del modo en que hablas, de todos los elementos en uno. Eso es Hip Hop”.
[en: Scratch, the Music Dream, un documental que trata del surgimiento y primer desarrollo del Hip Hop: https://youtu.be/QXRLYsuq5wo]
En efecto, la difusión del Hip Hop va unida a la cultura de los grafiti, la “danza rota” o break-dance, la denuncia social y un tipo de música protagonizada por los pinchadiscos junto al fenómeno del scratch.
Grand Mixer DXT, otro de los protagonistas de la época (de los 70-80 en New York), opina que “mucha gente no entiende lo que realmente ocurrió entonces: Porque el hip hop fue la antesala del rap, antes de que la gente rimara en los discos”. Poco después se entró en la era en la que los raperos no necesitaban ya un DJ. Mientras tuvieran una máquina que hiciera la percusión, teniendo al rapero y su voz, las discográficas no querían ya al DJ.
Por su parte, Africa Bambaataa (Kevin Donovan, uno de los grandes impulsores de la cultura hip hop, primero en el Bronx y en los EEUU y luego por todo el mundo) lo ve así:
“Los pinchadiscos hicieron famosos a los presentadores [los vocalistas, raperos] pero luego éstos se quedaron con el poder y muchos se apartaron de lo cultural, yendo al ‘todo por la pasta’”.
Llegados a este punto podemos preguntarnos: ¿cómo es posible que una música marginal de barrios periféricos de New York de los años 60-70, con mayoría de población de origen africano o latino y con un alto índice de marginalidad social… prendiera en poco tiempo en muchas ciudades de tantas zonas del planeta?
Porque no solo se expandieron unos modos de hacer música, sino unos modos culturales asociados.
La cultura asociada al Hip Hop tiene algo de auténtico, que se centra sobre todo en su carácter de denuncia de injusticias sociales. Pero hay en el rap y en el hip hop una dosis de primitivismo, de simplicidad, de escasa sofisticación, o desarrollo y complejidad formal. Y esto es extensible a lo estrictamente musical, a las letras del rap, a los pasos de la danza (break), y a las formas de la cultura del grafiti.
¿Fue esa simplicidad lo que facilitdó que prendiera tan directamente en un sector de población, sobre todo adolescente, masculino y en buena parte (no siempre) de clases sociales marginadas?
Hay otro asunto que personalmente me llama también la atención: la radicalidad del discurso. Las letras de sus canciones con frecuencia hacen gala de un mensaje de fondo nihilista: Si por un lado sus letras denuncian situaciones sociales injustas -he aquí su componente de autenticidad-, por otro lado con frecuencia es una denuncia que no ofrece soluciones, se queda en la toma de conciencia pero no propone soluciones o esperanzas. Queda un fondo de desencanto. Esto tiene muchos matices, por ejemplo en zonas de América Latina como Chile y Argentina hemos visto jóvenes raperos cuyas letras transmiten una hermosa voluntad de integración social, de iniciativas de ayuda a otros jóvenes, de advertencia de los peligros de la droga, etc.
La difusión a gran escala de la cultura del Hip Hop y del Rap en los años 80 y 90 nos lleva a plantearnos el poder mediático de la industria del cine y de las grandes discográficas, fenómeno que comenzó a crecer especialmente desde los años 70. Sería interesante realizar un estudio del papel que jugaron determinados productos, como la película Wild Style de Charles Ahearn.
Personalmente hicimos una búsqueda en este sentido. Y encontramos datos reveladores. En un artículo de David González que apareció en el New York Times en noviembre de 2008 con motivo del 25 aniversario de la aparición de Wild Style, se rememora la génesis de esta producción. Su título ya es en sí mismo revelador: “‘Wild Style’ at 25: A Film That Envisioned the Future of Hip-Hop Culture“. He aquí el link en el que lo leímos: https://www.nytimes.com/2008/11/12/nyregion/12wild.html.
En ese artículo se lee que poco después del inesperado éxito (o no tan inesperado, porque en efecto tuvo algo de diseño proyectado) de Wild Style, Hollywood vio negocio en este fenómeno y decidió producir dos películas sobre el mismo tema, pero con mucho más presupuesto: Breakin y Beat Street. Dos títulos a tener en cuenta para interesados en seguirle la pista a la expansión y universalización del Rap y el Hip Hop.