Ceuta ha sido tradicionalmente una ciudad de compras, de manera que el comercio ha constituido el núcleo de su actividad económica. Sin embrago, desde hace varios lustros el comercio local está atravesando una importante crisis, con las consiguientes consecuencias desfavorables sobre la estructura socioeconómica ceutí. En definitiva, existe una fuerte fuga de compras hacia el territorio peninsular español y hacia el país vecino, Marruecos, lo que está provocando la erosión del tejido comercial de la ciudad. Esta realidad es especialmente seria en el caso de las barriadas menos favorecidas y periféricas (como Hadú, Los Rosales, Príncipe Felipe, Príncipe Alfonso, Juan Carlos I y el Mixto, por citar algunas), que aparte de registrar los mayores niveles de desempleo juvenil y los menores niveles de renta se enfrentan a una pérdida muy acusada del dinamismo que debe caracterizar la vida urbana. El panorama se vuelve de esta manera desolador: locales cerrados, persianas bajadas y letreros de “se vende” que se multiplican a lo largo de las calles, y en el mejor de los casos tiendas que son visitadas por un escaso número de clientes, lo que dificulta sobremanera facturar lo necesario para hacer que el negocio sobreviva.
Actualmente, el cierre del paso fronterizo, que ha anulado las compras de clientes marroquíes, y el SARS-COV-2, han llevado la situación a un extremo muy complicado.
Ante ello se necesitan medidas consistentes orientadas a frenar esta tendencia, impulsando la adquisición de bienes y servicios como objetivo general y último, sobre todo en los barrios más deprimidos de nuestra ciudad.
Pero sobre todo, habría que adoptar una estrategia integral que tuviera como leitmotiv una concienciación ciudadana desde la base, que calara hondo en la sociedad, proyectando los siguientes objetivos intermedios:
- La concienciación de la población infantil y juvenil sobre la importancia del comercio de barrio para lograr y mantener el dinamismo del entorno.
- La sensibilización de padres y madres del colectivo anterior para que inculquen en sus hijos/as el suficiente interés por la cuestión.
- La motivación del alumnado universitario, fundamentalmente de los Grados en Educación Social y en Administración y Dirección de Empresas, para que se sienta co-responsable de velar por la buena situación del comercio de barriada, fuente de beneficios para toda la comunidad.
- El correcto asesoramiento para mejorar las condiciones de venta de los comercios, concienciando al colectivo de comerciantes respecto a la importancia de atender óptimamente a la clientela, ofreciendo lo mejor de sí mismos/as para aumentar la fidelización y minimizar la evasión de ventas.
- El logro, por extensión, de una preocupación e interés en la ciudadanía en general por el problema, así como a nivel político.