Las personas que se dedican a la agricultura, la pesca, y a la ganadería han trabajado como esenciales desde el comienzo de la pandemia para garantizar el suministro de alimentos y productos indispensables a la población. Justo en un momento en el que precisamente se venían produciendo las mayores reivindicaciones de los agricultores, por sus graves problemas económicos, el colectivo no ha dudado un momento en aparcar sus reivindicaciones para ponerse al servicio de todos, anteponiendo el bien común al suyo propio y, por ello, merecen un aplauso.
¿QUIÉNES SON?
En torno a dos millones de personas trabajan como profesionales de agricultura, pesca y ganadería en España según los datos Instituto Nacional de Estadística (INE). Muchos profesionales del sector viven en lo que se conoce coloquialmente como “la España vaciada”, es decir, en zonas rurales que a lo largo de décadas han ido perdiendo población. Desde esas zonas “vaciadas” de nuestro país, abastecen de alimentos a toda población a pesar de estrechos beneficios y duro trabajo en el campo o el mar. Para los que viven en las ciudades, parecían un gremio “antiguo”, pero en estos momentos han demostrado ser son uno de los sectores más importantes y estratégicos de la nación.
¿QUÉ HAN HECHO?
Desde que comenzó la pandemia, los profesionales de este sector han mostrado una motivación y dedicación ejemplar. En los momentos de pandemia, muchos ojos se han vuelto hacia los campos para calibrar las posibilidades del país para producir toda la cantidad posible de alimentos y productos relacionados necesarios. Hoy más que nunca, el término “soberanía alimentaria” adquiere un matiz más relevante y especial, gracias a su esfuerzo y dedicación. La guinda del pastel es, que además de todo esto, han prestado equipamiento y tractores al ejército y servicios de limpieza para todo tipo de labores relacionadas con el coronavirus.
Y no era una situación idílica en la que se encontraba este sector. Venían de años en los que han visto cómo se reducían las ayudas al campo y la pesca, cómo se incrementaban sus costes de producción, de sufrir prácticas especulativas con sus productos así como ver las diferencias de precios que había entre lo que ellos vendían y lo que un ciudadano pagaba por ello. Todo esto produce que disfruten de estrechos beneficios (cuando no de pérdidas), y una situación de vida al límite. Por ello, nos encontrábamos en una época donde salieron la calle a manifestarse por unas merecidas mejores condiciones que, sin embargo, se han visto interrumpidas por la pandemia. Así pues, a pesar de sus necesidades y/o emergencias, se remangaron y empezaron a trabajar por llenar de alimentos la nevera de todos sus conciudadanos, aparcando sus reivindicaciones particulares y poniéndose al servicio de todos en la situación en la que más los necesitamos. Son sin duda HÉROES.
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Un buen ciudadano es aquel que se manifiesta por sus derechos y sabe como y cuando ejercer sus deberes con y para la sociedad. Hoy mas que nunca debemos reconocer a los agricultores, ganaderos y pescadores como ciudadanos ejemplares ya que, pese a las pésimas situaciones en las que a veces se ven forzados a trabajar por culpa de las pequeñas ayudas de un Gobierno que los deja de lado y al que ahora prestan su ayuda sin excepción, siguen trabajando por el bien de la sociedad. Héroes que después de esta crisis mas que nunca merecerán ser escuchados.