Por Mar Fernández Arnedo
La historiadora británica Anna Beer (1964) nos guía en un viaje apasionante a nuestro pasado a través del poderoso testimonio de ocho compositoras que fueron (y aún siguen siendo) injustamente subestimadas y, por tanto, relegadas al olvido en la confección de la historia musical. Por eso, el objetivo de esta publicación es rescatar los logros de Caccini, Strozzi, Jacquet de la Guerre, Martines, Hensel, Schumann, Boulanger y Maconchy, que lucharon para crear y mantener un espacio en el que poder realizar su labor compositiva a pesar de los numerosos inconvenientes que les venían impuestos por las convenciones sociales, aquellas que determinaban lo que una mujer debía o no debía hacer.
En sus páginas podemos observar que, ciertamente, en su mayoría pertenecían a una élite social y económica que les facilitaba el acceso, al menos, a un instrumento y un profesor que las introdujera en los estudios musicales. Generalmente, el destino de las músicas era limitante ya que sólo debían aspirar a ser cantantes o intérpretes de instrumentos de tecla y dedicarse esencialmente al género de salón y el lieder: géneros menores considerados femeninos cuyo espacio sonoro se reducía al íntimo y privado. Pero la práctica musical desde tan jóvenes hacía que en ellas naciera la imperiosa necesidad de expresarse mediante la creación de sus propias composiciones, y en estos casos nada ni nadie las pudo disuadir de algo que les era natural. Si escucháramos muchas de las obras aquí mencionadas sin saber de quién es la pluma, no podríamos distinguirlas en técnica, expresividad o ingenio de las de cualquier compositor contemporáneo. Incluso podríamos confundirlas, ya que algunos de ellos fueron sus maestros y dejaron, obviamente, su impronta. Entonces pregúntense por qué no han aparecido hasta muy recientemente (si tal es el caso y a ver de qué manera) en los libros de historia, las partituras, las programaciones, los artículos, los tratados de análisis y un largo etc…si resulta que en su día gozaron de éxito y albergan tanta calidad como los grandes y no tan grandes títulos que han pasado al renombre de la historia.
Para ilustrar el detallado trabajo que realiza Beer he escogido el capítulo de Francesca Caccini (1587-1641), que desarrolló una exitosa y magnífica carrera en la Florencia de los Médici como miembro de su servicio. Ya que no es una publicación meramente biográfica, conforme vamos conociendo a la persona detrás de la compositora y las características y recepción de sus obras encontramos algunas peculiaridades que nos dejan entrever cómo la música es testigo confidente de las relaciones de poder. Por ejemplo: a través de Giulio Caccini aporta datos sobre la educación musical de las mujeres y como están mediadas por hombres que ejercen control sobre ellas con el objetivo de formar cantantes de las que sacar rédito económico. O como en el caso de la duquesa Cristina de Lorena, que si bien gracias a ella Caccini pudo impulsarse y ser respaldada, su objetivo era más personal: reafirmarse como mujer poderosa en un mundo sumamente masculinizado.
En definitiva, se trata de una lectura altamente recomendada que aporta una visión fresca y emocionante a la musicología de género y que tiene una amplia capacidad divulgativa, ya que incluye un glosario musical para el público no especializado y una selección personal de obras musicales y literarias de cada compositora para ampliar conocimiento. Además, no sólo nos hace reflexionar sobre el porqué de la infrarrepresentación de sus obras sino que nos acerca a las compositoras: a su genio creativo, a su humanidad y a su legado musical. Su lectura no resulta enrevesada o compleja y sí divertida, cautivadora, completa y muy alentadora, especialmente para nosotras, las mujeres, que tantas veces nos hemos topado con una estrepitosa ausencia de las referentes de las que nos han privado. Para más inspiración:
Armonías y suaves cantos.
ENLACES:
- https://www.youtube.com/watch?v=uRybsHZ0_3w Fragmentos de obras de cada compositora con sus respectivas citas.
- https://www.youtube.com/watch?v=ZKygz6NDlkg Francesca Caccini. Lasciatemi qui solo. Pieza vocal con acompañamiento de laúd. «Obraba efectos tan asombrosos en el espíritu de sus oyentes que llegaba a transformarlos» Cristofano Bronzini.
- https://www.youtube.com/watch?v=WumIwtCOs28&t=48s Francesca Caccini. La Liberazione di Ruggiero dall’isola d’Alcina. Estrenada el 3 de febrero de 1625 a sus 38 años en la Villa Poggio Imperiale (Florencia). Considerada la primera ópera estrenada de una compositora.
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