Por Sara Pipió Galé
El artículo portugués “Feminismo, machismo e musica popular brasileira” es obra de Manoel P. Ribeiro, y se encuentra en la Revista electrônica do instituto de humanidades de la Universidade Unigranrio.
La idea principal del autor es trazar una serie de discursos inscritos en la memoria del referente de la mujer con el fin de producir un análisis desde el punto de vista discursivo de un recopilatorio de música popular brasileira del período comprendido entre 1930 y 1945, considerado “el” período de oro de la historia musical de Brasil.
Para esto, divide su artículo en varios epígrafes y desarrolla una serie de conductas sociales que se han ido identificando con hombre o mujer por el simple hecho de serlo, al mismo tiempo que relaciona estas conductas con el lenguaje y la música, proponiendo ejemplos musicales.
En primer lugar, quisiera destacar la enorme importancia que da el autor al ámbito familiar, ya que es aquí donde se produce una mayor dominación masculina. El autor explica que todo comienza con una dominación del padre sobre la hija y, al mismo tiempo, del marido sobre la mujer. Siempre la dominación masculina sobre la femenina. ¿Por qué? Por el patriarcado. Soy tajante, pero todo parte de aquí.
Pongámonos en contexto: según la RAE, el patriarcado es una organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia.
Como podemos ver, todo nace en el ámbito familiar: la mujer debe someterse al cuidado doméstico y debe obedecer a su marido; mientras que éste debe sustentar a su familia. Como bien indica Ribeiro, en la sociedad patriarcal, el trabajo de la mujer en casa es natural y gratuito, siendo remunerado si lo ejerce otra persona. De hecho, él lo ejemplifica con una canción de Aurora Miranda llamada “Não admito” (1940), un canto reivindicativo de queja femenino en relación al sometimiento de la mujer ante el hombre por el poder económico. En este punto, también es importante destacar el poder que ejerce el capitalismo, según el cual la mujer se relaciona con la producción de los hijos, y el hombre con la de los bienes, creándose una relación estrecha en la cual la mujer es dependiente del hombre.
En segundo lugar, otro punto importante que destaca el autor y que me parece de especial atención es el papel que juega la Iglesia en este sistema, ya que ejerce una enorme presión a la sexualidad femenina. En mi opinión, la Iglesia ha sido una de las fundadoras del sistema patriarcal, puesto que ha tratado, desde tiempos inmemoriales, de inculcar un pensamiento machista. Durante años, la finalidad del casamiento ha sido la reproducción a través del cuerpo femenino. De esta forma, se ha ido cosificando, dejando siempre claro que la mujer es el medio para alcanzar el fin, no pudiendo obtener gozo- esto se reserva únicamente para los hombres-. Como bien indica el autor, en la canción de “Emília” (1941), de W. Batista y Haroldo Lobo se observa un reclamo del hombre pidiendo a una mujer que ejerza las tareas domésticas y le sirva (incluyendo lo sexual).
Un claro ejemplo del poder de la Iglesia es “Os homens são uns anjinhos” (1932) de Zeca Ivo y Custodio Mesquita, donde se hace referencia a la mujer como el mal del mundo, el diablo.
En tercer lugar, me gustaría resaltar que, a lo largo del artículo, Ribeiro pone ejemplos innumerables de lenguaje significativo e identificativo, como puede ser fuerte (hombre) o débil (mujer), y hace énfasis en que “el lenguaje construye el mundo, no lo representa”, o sea, decir cómo se llama algo no sólo es nombrarlo, es convocarlo a ser como fue nombrado. Creo firmemente que esto es importantísimo y debe tenerse en cuenta. El lenguaje o cómo se utiliza el lenguaje y con qué fin es importante. A través de él se crea música, y la música cuenta una historia, la cual se recuerda y se repite, propagando un discurso misógino y violento (un ejemplo es la canción “Mulher indigesta” de Noel Rosa).
Como conclusión, debo hacer hincapié en lo necesario que es cuestionarlo todo, en especial el lenguaje significativo y la creación de música violenta, que perpetúa el status quo patriarcal. No caigamos en la ignorancia del machista, que se limita a repetir los preconceptos sin cuestionarlos, inmerso en una especie de alienación falocéntrica, y re-eduquemos el sistema desde la raíz.
Mensaje “Por el fin de la violencia” durante una de las manifestaciones feministas producidas en el año 1975 (en este caso en Portugal), considerado “el” año de la mujer, ya que fue en este año cuando comienza una etapa de utopía feminista, en la cual las mujeres comienzan a luchar y a conseguir derechos.
Deja una respuesta