Por María Teresa Luján Cambronero
En muchas ocasiones, hablando con amigos y amigas, en la tele, radio, o incluso en este blog (véase la entrada La música del siglo XXI: ¿Es el reggaetón un género musical sexista? de Ángel Roldán) habréis escuchado la premisa: “El reggaeton es machista”. La verdad es que hay razones para pensar esto: la sexualización, cosificación y sumisión de las mujeres en las letras de las canciones y videoclips, por lo general, de un hombre (el o los cantantes) rodeado de mujeres rendidas a sus pies. Sin embargo, esto no ocurre en todos los casos de canciones de reggaeton y creo que se generaliza y acusa injustamente de ser machista a este género y a todos los (e incluso las) artistas de éste. Existen otros subgéneros como el reggaeton feminista o como también es conocido, reggaeton combativo, que ha florecido en los últimos años e intenta acabar con estos prejuicios hacia el género y el predominio masculino y machista del mismo.
Existen muchos géneros musicales de los que no se tiene la idea colectiva de ser machistas, por ejemplo el flamenco. Si intentamos pensar en el nombre de una tocaora, raro es el caso de que nos venga a la cabeza más de uno. Existen grandes tocaoras actuales como Beth Cohen “La Pólvora”, Marta Robles de las Migas o Mercedes Luján, entre otras, sin embargo, siguen siendo algunas particularidades en el monopolio masculino de la guitarra flamenca.
Una de las fotos más antigua y bien conservada de una mujer tocando la guitarra flamenca fue tomada en 1878 por los fotógrafos E. Gateau y J. Laurent. ¿No resulta peculiar?
Posee un estilo “andaluz” y una postura algo forzada: la guitarra apoyada sobre las piernas cruzadas de forma “femenina”, las manos elegantemente colocadas sobre ella… no se trata de otra cosa que no sea una postal intentando captar la cultura andaluza.
Es más frecuente ver a una mujer en el papel de bailaora, cantaora (con menos asiduidad) o incluso jaleadora, antes que guitarrista o tocaora en la composición de un cuadro flamenco, legitimando así los roles de género dentro de éste.
La discriminación de la mujer en el ámbito guitarrístico no es exclusiva del flamenco, se ha visto y se sigue viendo un predominio masculino tanto en la música académica y música antigua como en las músicas populares urbanas como el blues, jazz o rock; aun así, es en el flamenco donde no se está viendo una evolución y recepción de mujeres guitarristas con tanto éxito.
Hay muchas razones para esto, una de las más curiosas es lo que se conoce como “sexuación del duende”, es decir, asociar un sexo (más bien, género) al duende flamenco. Como ocurre con los ángeles, de cuyo género se ha debatido durante siglos, del duende se ha creado un imaginario de representación masculina. Por esta razón, se profesa un rechazo a la idea de que las mujeres puedan tener talento o duende para tocar la guitarra.
Otra de las razones, tiene que ver con la organología de la guitarra: debido a las curvas de su cuerpo o caja, se asocia fácilmente con la silueta de un cuerpo femenino. Este cuerpo femenino, aún más cuando se trata de una exhibición pública y siguiendo con los roles de género que establece el patriarcado, ha de ser controlado, tocado y sometido por un hombre. Así, el acto de tocar la guitarra no se asocia a la mujer por la necesidad de “actuar varonil” ante ella.
Con estas líneas lo que he pretendido es proponer una actitud crítica antes de asumir que un género musical es machista por prejuicios, como es el caso del reggaeton, y sugerir una perspectiva feminista en el flamenco, concretamente en el ámbito de las tocaoras, y por supuesto aplicable y recomendable a cualquier otro tipo de género musical.
Para saber más…
LORENZO ARRIBAS, Josemi. “¿Dónde están las tocaoras? Las mujeres y la guitarra, una omisión sospechosa en los estudios sobre el flamenco” en Revista Transcultural de Música, nº15 (2011).
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