Por Ángel Roldán Cervera
A lo largo de la historia, la música ha sufrido diversos cambios estructurales, compositivos y, cómo no, en su temática. A comienzos del siglo XX, llegado desde Latinoamérica, el reggaeton se hace hueco entre la sociedad para abrir un nuevo abanico de posibilidades dentro del mundo de la música. Aunque no será hasta principios del siglo XXI cuando se convierte en un género aceptado y generalizado en el colectivo, líder en reproducciones en el ámbito juvenil. Hablamos de un género al que se atribuyen numerosos estereotipos que son usados por sus oyentes declarando una nueva ‘cultura’ interurbana. Nos referimos a un estilo propio que generalmente hace uso de una vestimenta específica, un lenguaje y expresiones propias y que son usadas en las composiciones de este tipo de música.
En cuanto a su relación con la imagen femenina, este género musical generalmente crea una idea despectiva de la mujer. Esto se observa a través de la cosificación de la mujer en la imagen que acompaña a la música y el machismo que compone sus letras. A través de la industria musical, estos gestos aumentan sin precedentes creando un ideal femenino en el que la mujer es una persona sumisa hacia el hombre y no tiene personalidad propia, ya que el varón la asume por ella. Lo podemos ver en letras como: ‘Amigo ella y yo, solo nos vemos a escondidas para ahogar esta prohibida pasión, y aunque ella tiene dueño, yo solo tengo un sueño, ser su protector…’, ‘Dale pa’ la barra luego que te voy a pagar el trago, mira aquellas gatas que nos están mirando, vamo’ a tirar de labia pa’ ver si ganamos…’.
Analicemos la canción titulada La Rubia del reguetonero Omar Montes ft La Nueva Escuela para ver el trato que tiene la mujer y que se expresa en sus letras. Ella es una persona a la que encontramos tumbada en una cama, desnuda, amordazada y atada en sus extremidades junto a la estructura de la cama mientras que al hombre no le importa el estado en que ella esté. Esta situación debemos de verla desde el punto de vista del trato de la mujer como objeto. Por otro lado, analizando el videoclip de la canción como apoyo audiovisual la mujer aparece en todo momento desnuda, ‘indefensa’ frente a un hombre vestido, armado y que alardea de que posee a una mujer para su uso y disfrute. La mujer que aparece en el videoclip en todo momento está en un primer plano y el hombre aparece en ocasiones puntuales. Justo cuando la letra se refiere al final del acto sexual, el hombre abandona la habitación tras haber realizado lo que él quiere. Algunas de las frases que componen esta canción son: ‘Yo la tengo, encadenada en mi cama como Becky G sin pijama y yo se la voy a comer..’ y ‘Me puse la cadena en el cuello y salgo con un flow cabrón, la gorra todavía tiene el sello y en la cintura un pistolon…’. En la relación del texto y la imagen, la mujer tiene un papel de sumisión mientras que el hombre lleva el control de la relación.
Como hemos podido observar, la simbología e imagen del hombre es agresiva y dominante mientras que la imagen femenina es la sensualidad, seductora y es un objeto sexual para el hombre. Es por esto que podemos ver que el reggaeton es un género creado como un reflejo de la cultura en la que vivimos y de nuestra sociedad, los principales consumidores. Una cultura donde la mujer aún no ha recibido el lugar que le corresponde.
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