Por Candela Franco Herreros

 

Ella Fitzgerald, 1949, Hernan Leonard, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution, http://n2t.net/ark:/65665/sm43d4ab991-6f88-4f18-aebc-df5eeba8cd18.

 

“Y he visto lo que provoca el groove en la audiencia. Me encanta hacerla sentir de esa forma. Volviendo a las mujeres: les encanta. No les gusta escuchar montones de solos. Cuando encuentras ese groove y te mantienes ahí, es como el clítoris musical. Estás ahí, te mantienes en ese groove, y los ojos de las mujeres comenzar a cerrarse y temblar, entrando en trance”[1] (https://web.archive.org/web/20170318112130/https://ethaniverson.com/interview-with-robert-glasper/).

 

Comenzaba con fuerza el año 2017 con la entrevista del blogger Ethan Iverson a Robert Glasper, pianista de jazz-fusión. Parecía un debate bien encaminado hasta que entraron en escena el machismo, la sexualización de la mujer y la transfobia. Pareciesen no haber acontecido los siglos desde que la imagen peyorativa sobre la mujer en este género brillaba más que su talento.

 

“Yo escucharía durante horas a Ella Fitzgerald, cuando emplea su voz de muchachita un poco viciosa para narrar las desgracias de este pobre San Nicolás que se metió por la chimenea el año pasado. […] Ella es como Louis: cualquiera que sea la canción que interprete, tan pronto pasa por sus cuerdas vocales se convierte en la quinta esencia del jazz” (Boris Vian, 1984).

 

Los términos “voz de muchachita viciosa” le parecieron a Boris Vian los más acertados para  describir Santa Claus Got Stuck (1960) de Ella Fitzgerald en la revista Jazz-Hot. Este patrón misógino se repite una y otra vez en varios de los escritos de Vian. En el año 1954 publica un artículo en la misma revista en el cual se refiere a la cantante Billie Holiday como una mujer con “voz de gata provocativa”. La cantante tenía entonces 38 años, según el redactor “la buena edad (no, me preguntéis por qué. La edad de una mujer es siempre la buena para eso)”.

A pesar de reconocerse el jazz como una música de protesta ante la desigualdad y un medio expresivo del pensamiento colectivo, no ha quedado exento de albergar en sus entrañas el machismo intrínseco de la sociedad de cada época. Como ya se ha comprobado, una opinión de mediados del siglo XX puede perfectamente casar con una de hace escasos años. El pensamiento patriarcal sigue manteniendo las distancias entre lo que debiera ser y es, antaño y actualmente.

Sherrie Tucker, musicóloga e historiadora, apunta muchas de las desigualdades laborales que las mujeres jazzistas tuvieron que sufrir en base al miedo masculino por la pérdida del monopolio del género. Además de las centenares de críticas fuera de lugar en los periódicos, la mujer se veía obligada a serguir una serie de estereotipos o acciones-tipo que las dejaran adentrarse en aquel “mundo de hombres”.

Escuchar abucheos si las ropas no eran las (supuestamente) adecuadas, entrar por la puerta de atrás en ocasiones, llevar tacones a pesar de tocar la batería, pintarse los labios aunque se ensuciaran las embocaduras de los instrumentos de viento, usar largos escotes aunque el arnés del saxofón colgara del cuello, etc. Tucker apunta que irónicamente todas estas prácticas añadían impresiones como la falta de profesionalidad en un trabajo que también se cuestionaba.

La propia Ella Fitzgerald, una de las voces femeninas mayormente reconocidas en el mundo del jazz, sufrió este tipo de abuso de poder. No le fueron pagadas ciertas actuaciones, se le prometieron bolos que nunca tuvieron lugar y el público llegó a mofarse de su ropa y aspecto no canónico al comienzo de su carrera. A pesar de haber obtenido 14 premios Grammy, André Francis y Jean Schwarz decidieron en el año 2010 que comparar los supuestos escándalos de Billie Holiday con la tranquila vida amorosa y las dietas alimenticias de Fitzgerald sería la mejor manera de homenajear a la artista en su nuevo libro-CD.

Mientras que sus colegas aparecen en libros de chascarrillos, chistes y grandilocuencias, ellas han sido analizadas, racializadas y sexualizadas desde todos los ámbitos y categorías posibles. La historia del jazz se merece saber de aquellas que la hicieron posible incluso en las condiciones más difíciles.

Billie Holiday, 1949, Herman Leonard, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution, http://n2t.net/ark:/65665/sm48b47839f-1740-428e-a992-c5ff8846aa90

 

Sara Vaughan, 1949, Herman Leonard, National Portrait Gallery, Smithsonian Institution, http://n2t.net/ark:/65665/sm48ad800ab-fa26-426e-8dd0-d897a0318ffb

 

Bibliografía utilizada:

 

Baraka, Amiri & Crouch, Stanley, «Jazz Critiscism and Its Effect on the Art Form» en Baker, David N. (Ed.), New Perspectives on Jazz, Report on a National Conference Held at Wingspread, (Racine, Wisconsin, 8-10/09, 1986), 1990.

 

Crow, Bill, Jazz Anecdotes, Oxford University Press, 1990.

 

Francis, André & Schwarz, Jean, Ella Fitzgerald / All my life, en Jazz characters, Prisa Innova S.L, Madrid, 2010.

 

Gibson, Erin, Feminists: Ella Fitzgerald, Womanica [Podcast, 2013-2021], 15/03/2020, [en línea, https://encyclopedia-womannica.simplecast.com/episodes/feminists-ella-fitzgerald-bbKtWglD].

 

Janus, Cicily, The New Face of Jazz / An Intimate Look at Today’s Living Legends and the Artists of Tomorrow, Billboard Books, New York, 2010.

 

McGee, Kristin A., Some Liked It Hot: Jazz Women in Film and Television, 1928-1959, Wesleyan University Press, 2011.

 

Nicholson, Stuart, Ella Fitzgerald / The Complete Biography, Routledge, 2004.

Russonello, Giovanni, «For women in Jazz, a Year of Reckoning and Recognition», The New York Times, [en línea, https://www.nytimes.com/2017/12/01/arts/music/year-in-jazz-women-musicians.html].

 

Nunes, Beatriz, Jazz and Gender – Extended Abstract, 2018, [en línea, https://www.academia.edu/42048043/Jazz_and_gender_Extended_Abstract?source=swp_share].

 

Tucker, Sherrie, «Women in Jazz», Grove Music Online, 20/01/2003, [en línea, https://doi.org/10.1093/gmo/9781561592630.article.J730100].

 

Vian, Boris, Escritos sobre Jazz / Tomo 1, Villalba, Alberto (Tr.), Vian, Carole & Bourgois, Christian (Eds.), Ediciones Grechs, Madrid, 1984.

Wayback Machine – Internet Archive, Interview with Robert Glasper, 18/03/2017,  [en línea, https://web.archive.org/web/20170318112130/https://ethaniverson.com/interview-with-robert-glasper/].

Wehr, Erin L., «Understanding the experiences of women in jazz: A suggested model», Internation Journal of Music Education, 31/12/2015, [en línea, https://doi.org/10.1177/0255761415619392].

 

[1] And I’ve seen what that does to the audience, playing that groove. I love making the audience feel that way. Getting back to women: women love that. They don’t love a whole lot of soloing. When you hit that one groove and stay there, it’s like musical clitoris. You’re there, you stay on that groove, and the women’s eyes close and they start to sway, going into a trance [Traducción propia].

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