Por Cecilia Quintero Bouquet

La rebelde artista de 17 años, también considerada como la -princesa oscura del pop-, está rompiendo los estereotipos tradicionales y los roles de género con su música y estética, convertida ya en un icono para la ‘Generación Z’.

Billie Eilish tiene más de 41 millones de seguidores en Instagram y casi 22 millones de suscriptores en Youtube. Billie Eilish Pirate Baird O’Connell nació en Highland Park, Los Angeles. Ha escrito su música con su hermano mayor, Finneas O’Connell, que también ha producido su álbum debut When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, publicado el 29 de marzo de 2019. Eilish ha establecido un nuevo récord al ser la única artista femenina que ha conseguido 14 canciones en el Billboard Top 100 en una semana, siete de sus canciones son de oro y dos de platino.

Su estilo estrafalario ha sido motivo de polémica y ha tenido que justificarse en varias ocasiones diciendo que no quiere que la gente la sexualice y, asimismo, Eilish no quiere que su estilo se utilice para avergonzar a otras personas que sí eligen mostrar su cuerpo.

Su estética oscura “neo-gótica” confluye a la perfección en su creación audiovisual, dirige y construye su propio universo artístico y lo manifiesta tanto en sus vídeos musicales, realizados bajo un enfoque cinematográfico, y en sus conciertos.

Su música se ha descrito como melancólica y mordazmente satírica. No se inscribe en un sólo género musical. Se pueden apreciar influencias pop, rock y hip-hop, entre otros, pero lo que realmente da cohesión a toda esta confluencia de estilos es su voz.
Su voz expresa y guarda consigo un estado emocional común en los jóvenes de hoy en día, la ansiedad; habla abiertamente sobre la lucha de la salud mental de la ‘Generación Z’. Su álbum aborda el miedo existencial al cambio climático, ejemplificado en su último vídeo musical “All the good girls go to hell”, el suicidio adolescente y la tendencia a la drogadicción. El impacto que ha producido en sus seguidores se ha relacionado con el revuelo que produjo la banda Nirvana en 1991.

Billie juega a interpretar distintos roles, planteando perspectivas a priori contradictorias en cada una de sus canciones. En “Bad Guy” se burla de la masculinidad tóxica y a su vez se convierte ella misma en – el malo -. Aunque otros artistas ya hayan desobedecido los roles de géneros en el pasado, la música que hacían seguía perteneciendo a géneros musicales concretos. Los artistas de actualidad, y Eilish es un claro ejemplo de esto, renuncian definitivamente a la categorización y definen su arte como resultado de hibridaciones en constante transformación, característica de la sobreaceleración de la sociedad actual.

Como consecuencia de la globalización, las redes sociales y los servicios de streaming como Spotify se ha desarrollado una flexibilidad en los gustos musicales de la población más joven. El ascenso de Billie Eilish demuestra que la industria musical se ha visto afectada por estos mismos motivos, permitiendo que artistas que producen su música de forma casera en sus habitaciones tengan un mismo o mayor impacto sobre las masas así como lo hicieron estrellas del pop antaño.

Eilish transgrede con éxito la normativa establecida que conlleva ser una estrella del pop y además, ser ‘mujer’. Rechaza el cliché de belleza estandarizado en las redes sociales y se resiste a la comercialización sexualizada tanto de ella misma como de su música.

En una entrevista comenta que, si fuera un hombre y llevara la misma ropa, nadie pestañearía. Ha declarado también públicamente que aboga por el género fluido. Billie Eilish inspira un cambio de mentalidad en la sociedad en respuesta al binarismo tradicional. Según dice, “En la opinión pública, las chicas y las mujeres con perspectivas firmes son odiadas. Si eres una chica con una opinión, la gente simplemente te odia. Todavía hay gente que le teme a las mujeres exitosas, y eso es lamentable. ¿Qué sentido tiene complacer a los demás? Tienes que salir y cambiar el mundo, y somos la generación que va a entrar en acción”.

Es tiempo de cambio para la igualdad de género.

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