Por Sandra Orozco

Alissa White-Gluz | Live @ NOVA ROCK 2014 | © Berufsfotograf Stefan Tschapeller

El papel de la mujer en el heavy metal siempre ha quedado relegado a un segundo plano. Si no quedan completamente excluidas del ámbito, se utiliza su figura de manera preestablecida para conseguir un objetivo muy concreto. Muchos han reflexionado sobre esta cuestión y el porqué apenas ha evolucionado en los años en los que el estilo lleva vigente. Así que intentaremos hacer un breve repaso por estas cuestiones que llevarían a una evolución retraída del género.

 

En el mundo underground del metal residen los cimientos arcaicos y patriarcales de la “dureza” como forma de expresión masculina y, en consecuencia, más violenta y primitiva. Al fin y al cabo, la música cumple funciones puramente sociales; el sentimiento de pertenencia que se crea al encontrarse dentro de una tribu urbana es lo que hace que este conjunto grupal triunfe y se mantenga sólido (se crea una identidad grupal común). El problema que encontramos dentro del heavy es que la figura femenina ha sido excluida del imaginario colectivo. Al aceptar su incorporación, tras una larga lucha  por ser reconocidas, parecen haberse hecho un hueco dentro del mundo. Sin embargo, su papel aún está muy ligado a su “feminidad” y su capacidad de “ser sexuales”. Podemos verlo por sus vestimentas y su poca participación como intérpretes instrumentales (son vinculadas mucho más al canto, tradición más femenina). La hipersexualización de las mismas también es un tema a tratar en profundidad. Ya no solo a través, como hemos dicho, de las vestimentas; las letras sesgan la propia humanidad de la persona a la que se refieren, que normalmente son personajes femeninos. Gene Simmons dijo en la letra de Christine sixteen: “Normalmente no le digo esto a chicas de tu edad, pero cuando te vi salir del cole aquel día lo supe: tenía que tenerte, tenía que tenerte”. Aunque la canción no es en sí un medio de comunicación, la despersonalización de la mujer mediante este tipo de letras cala profundamente en la percepción que tenemos de los límites que pueden o no ser excedidos. Esta podría ser otra de las razones que demostrarían y reafirmarían la escasa intervención de las mujeres en el metal.

 

Asimismo, volvamos a la idea de “dureza” como eje central de la estética metalera. La propia agresividad que reside en las letras, así como en la interacción entre miembros de la tribu urbana, se mantiene gracias a la dureza. Desde el psicoanálisis existe la figura de mecanismo de defensa (inconsciente) de los cuales uno es el de sublimación. Este mecanismo consiste en canalizar una determinada pulsión (en este caso, la agresividad y la ira) de una forma constructiva, enfocándola en objetos socialmente valorados, es decir, creando arte o disfrutando del mismo. La cultura del heavy metal crea y proporciona espacios donde se establecen significantes simbólicos en los que los individuos se “descargan pulsionalmente”. Además, al estar ya de manera implícita desde el proceso de creación de la obra, quedan claras cuáles son las sensaciones y los estímulos que intentan suscitar en los oyentes. Por ello, la mujer no tendría ningún papel relevante dentro de este ámbito. Las figuras femeninas, asociadas a la inacción, la dulzura, la bondad y una infinidad de características alejadas de este ambiente belicoso y combativo, se muestran como una amenaza dentro del mundo. ¿Es que acaso ellas no deberían estar en otros ambientes? ¿Querrán invadir y refinar todo lo que hemos construido? Estas preguntas no quedan muy lejos de las ideas expresadas por muchos instrumentistas del gremio.

 

A todo ello habría que sumarle los prejuicios que genera ser mujer y encontrarte en un universo mayoritariamente masculino. El sentimiento de inferioridad que se genera a través de la invalidación del trabajo ajeno podría ser uno de los rasgos más significativos. Bien es sabido que las voces agudas nunca han sido de agrado en la música metal, a menos que vaya de la mano de un hombre. Este podría ser un ejemplo ilustrador y concreto de lo que es un ejercicio de desacreditación profesional hacia las mujeres. Ciertos estilos son más reticentes que otros al ingreso de mujeres en su formación aunque parece que cuanto “más metal” (más “duro” sea el estilo), menos presencia de figuras femeninas encontraremos.

 

Así que, mujeres del mundo del metal, mostraos tan agresivas como seáis, sin miedo a la necesidad de sentíos poderosas y menos juzgadas en un ambiente que demanda comportamientos extremos.

 

BIBLIOGRAFÍA

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