Por Nieves González Coto
Dirigir una orquesta supone liderar e inculcar la propia personalidad o identidad al conjunto de lxs músicos. La persona que dirige es la que analiza la obra, percibe y comprende la esencia, piensa, inspira, marca el ritmo, da el visto bueno o decide qué ensayar en cada momento y más veces, coordina e integra las distintas secciones instrumentales, sube a un estrado y da órdenes que son recibidas y ejecutadas por el resto de los músicos. En la sociedad en la que estamos, desde pequeños se nos ha enseñado que las órdenes, casi siempre las dan los hombres y, pese a que se van dando pasitos, los liderazgos femeninos aún no están asentados.
Aún son muy pocas directoras desconocidas en la historia de las mujeres directoras de orquesta se remonta a unos pocos años atrás. En 2017, las que llevan la batuta en orquestas importantes han sido noticia por ser la primera mujer en apoderarse un puesto de directora. Cuesta verlas en los escenarios y cuesta encontrarlas en las redes. Todavía choca o no nos resulta “normal” el hecho de ver a una mujer “mandar” sobre los demás músicos y, en este caso, sobre los hombres. Sorprende el hecho de que, a pesar de ser profesionales consideradas y de estar en la cima de la dirección a escala mundial, apenas se encuentra información sobre ellas.
Desde siempre he seguido la trayectoria de Alondra de la Parra, directora de las orquestas más prestigiosas del mundo, incluyendo a la Orchestre de París, la Orquesta Filarmónica de Londres, la Tonhalle-Orchester de Zúrich, la Orquesta de la Radio Sueca, la Orquesta Sinfónica de São Paulo, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín y la Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia. En 2017 fue designada Directora Musical de la Orquesta Sinfónica de Queensland, convirtiéndose en la primera mujer a cargo de una orquesta australiana. También fue la primera mujer mexicana en dirigir en Nueva York y es Embajadora Cultural Oficial de México.
Las mujeres en el mundo de la industria musical suelen ser discriminadas, subrepresentadas, con sueldos injustos… con una notable diferencia entre los hombres, y sobre todo en el espacio de la música clásica. Las mujeres artista y compositoras quieren salir de la penumbra en la que han estado a lo largo de la historia y a la que han sido sometidas desde siempre. Mujeres de todo el mundo luchan por cambiar el modelo o arquetipo que traemos desde décadas anteriores y esas voces se están comenzando a escuchar. Es evidente que a las mujeres se las ha intentado apartar de la práctica musical durante cientos de años. Una de las teorías para explicar la marginalidad en la vida musical ha sido decir que las mujeres no tenían acceso a la vía pública, puesto que formaban parte del hogar (las mujeres se dedicaban a tareas domésticas).
En el mundo de la dirección orquestal, se percibe el número de estudiantes de los conservatorios superiores en cualquier parte del país, es mayor el de hombres que el de mujeres, que es mínimo y casi aparente. Esa desigualdad puede deberse a que el de director de orquesta es “un puesto de liderazgo” y que, por tanto, la incorporación de la mujer “va más tardía”. Actualmente en los Estados Unidos, de las veinte orquestas clásicas más reconocidas, sólo una es dirigida por una mujer.
Para terminar, quisiera mencionar que la semana pasada se presentó en las carteleras de cine “La Directora de Orquesta”, basada en la primera mujer que dirigió la Orquesta de Berlín en la década de 1920, Antonia Brico. Brico luchó para hacerse con una posición entre los grandes de la música clásica y su puesto de directora chocó con su condición femenina, lo que le llevó a no tener nunca un puesto de trabajo fijo. La persona que desempeña el papel protagonista en la película dice que no fue nada fácil puesto que en el mundo del cine también hay mucho machismo “en el que también parece que se tiene que luchar el doble de nuestros compañeros para hacerse notar”.
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