Por Sergio Ríos Campos

Foto: Esperanza Spalding. Créditos: A163/Gamma-Rapho en Getty Images y Angela Hsieh/NPR

«Cuando estoy tocando, no sé si soy una chica, un chico, un perro, un gato o lo que sea. Sólo toco música. Cuando bajo del escenario, entonces es cuando la gente me recuerda que soy una mujer.»

Esta frase, de la guitarrista Emily Remler, resume perfectamente toda la problemática en torno a la mujer instrumentista. La mujer en el mundo instrumental de la música ha encontrado desde sus inicios incontables obstáculos e injusticias sociales para el desarrollo de su profesión. El caso del jazz, un ámbito dominado por hombres, no es una excepción. En este breve artículo trataré de arrojar un poco de luz sobre el por qué de esta discriminación, el poco tratamiento desde la musicología y algunos ejemplos de artistas y sus carreras.

Desde la musicología feminista se han estudiado las razones por las que las mujeres quedan normalmente ocultas en el ámbito público como intérpretes. Hay que recalcar en este punto que la mayor parte de trabajos respecto a este tema tratan sobre la música vocal, sobre todo las cantantes de ópera, por lo que el tratamiento sobre mujeres instrumentistas es mucho menor. Algunas autoras que han tratado este tema son Marcia Citron, Susan McClary o Pilar Ramos.

Según Chris Robinson, redactor en medium.com, la raíz de la discriminación de la mujer instrumentista en el jazz se remonta al siglo XIX e incluso antes, pues los roles de género estándares entonces no permitían a la mujer tocar en público. Cita a Linda Dahl en su libro Stormy Weather…, donde expone que si las mujeres tenían la suficiente técnica para ejecutar profesionalmente, “se veían como veneno para las taquillas. El público, según los empresarios, no aceptarían a mujeres en el escenario, a no ser que fueran cantantes de ópera.” También menciona el alejamiento de instrumentos que ocultaran sus atributos y les restara feminidad o atractivo, como la tuba. Se veía a la mujer como un objeto sexual, sin capacidad intelectual para tocar un instrumento, teoría que se ve respaldada por el determinismo biológico que se dio en el siglo XIX.

En el jazz tenemos los ejemplos de Terri Lyne Carrington y Esperanza Spalding.

Foto: Terri Lyne Carrington. Créditos: John Watson / jazzcamera.co.uk

Carrington es una baterista que ha tocado con algunas de las personalidades más grandes del jazz, como Herbie Hancock o Dizzy Gillespie. Según nos muestra Angela Smith en su libro Women Drummers […], Carrington aún se siente poco representada en el mundo de la batería, con una gran falta de modelos a seguir por culpa de los estereotipos de género, pues la batería se considera un instrumento agresivo y dominante, atributos asociados al género masculino. Esperanza Spalding, por su parte, es contrabajista, pero también cantante. Valerie T. Simuro cuenta su caso en su tesis doctoral «A Woman’s Place in Jazz in the 21st Century», poniendo como ejemplo la actuación de Spalding en la Casa Blanca. En esta, Spalding ocupa el centro del escenario como líder con el contrabajo, cuando es normalmente una posición masculina y agresiva. En la industria, tradicionalmente esta posición es ocupada por un hombre, y las posibles mujeres intérpretes están a los lados para “embellecer” el escenario.

El punto común entre Carrington y Spalding, es la defensa de una nueva estética femenina, con valores atribuidos a las mujeres contemporáneas, como la potencia, el espíritu y la técnica, que diferencien sus aportaciones y generen una perspectiva más equitativa sobre la mujer instrumentista.

Como conclusión, hay que decir que hace falta una investigación mucho más exhaustiva que haga justicia a esta problemática.

Foto: Emily Remler. Créditos: Michael Wilderman / jazzvisionsphotos.com

Me gustaría aportar además una serie de nombres de mujeres instrumentistas relacionadas con el jazz para las personas interesadas en este tema, y poder conocer sus carreras: Carol Kaye (bajista de sesión), Alice Coltrane (pianista y arpista, mujer de John Coltrane), Tina Weymouth, Hiromi Uehara, Tal Wilkenfeld, Nai Palm, Joni Mitchell, Patrice Rushen (pianista) o Nina Simone (también pianista).

También reto los lectores a que intenten discernir el género de la persona intérprete de la guitarra que se escucha en este vídeo, sin mirar el título del mismo:

Es la mencionada al comienzo Emily Remler, quien siempre se sentía una más con la música, pero la esfera del jazz se empeñaba en encontrar problemas con que fuera mujer.

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