Al margen de la pandemia que nos está asolando, en estos días los medios de comunicación se están haciendo eco también del paso del cometa ATLAS (técnicamente C/2019 Y4), que podría observarse con claridad en junio de este año. Y digo podría porque aunque el cometa Atlas va ganando brillo en su trayectoria parabólica hacia el sol, podría ocurrir que el cometa se desintegrase durante su camino y que nos quedásemos con la miel en los labios. En cualquier caso, las expectativas son altas y los aficionados a la astronomía desean que ocurra algo similar a lo acontecido con el cometa Hale-Bopp en 1997. Durante la primavera de ese año, este cometa brilló más que la mayoría de las estrellas del cielo y fue visible durante toda la noche a los observadores situados en el hemisferio norte.
A lo largo de la historia, las observaciones astronómicas han sido siempre fuente de conflicto entre la ciencia y la religión. A todos nos viene a la cabeza la censura de la Inquisición a la teoría heliocéntrica de Copérnico y que llevó a Galileo a sufrir una condena de prisión perpetua y la obligación de abjurar de sus ideas. Sin embargo, no hay que retroceder siglos para ver tal tipo de atrocidades en nombre de lo divino, sin ir más lejos, el lider de la secta «Heaven’s Gate» (puerta del Cielo) convenció a 39 de sus seguidores para suicidarse aprovechando el paso del cometa Hale-Bopp cerca de la Tierra. A los miembros de esta secta se les hizo creer que eran extraterrestres y que suicidándose, sus almas subirían a una nave espacial que ellos creían que se encontraba detrás del cometa. En relación a esto, la banda californiana Testament acaba de publicar el tema «Children Of The Next Level» en el que se hace alusión a los diferentes niveles de progresión de los miembros de la citada secta. El vídeo que ilustra la canción es extraordinario y estremecedor al mismo tiempo. Esperemos que la suma ATLAS+COVID19 no nos haga escribir otro capítulo sangriento en pos de la ignorancia…
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