Svante Pääbo y el Premio Nobel de Medicina
Hoy he escuchado en la radio que le han dado el Premio Nobel de Medicina a Svante Pääbo. Normalmente no conozco a los Nobeles de casi nada, así que ha sido una sorpresa agradable reconocer el nombre, y recordar que he leído alguno de sus trabajos científicos. Inmediatamente después he pensado, ¿yo me he leído trabajos de un premio Nobel de Medicina?
Pääbo es un experto en genética molecular, en el uso de marcadores genéticos para reconstruir la historia evolutiva de las especies, motivo por el que yo en su momento leí algunos de sus trabajos, y también fue el responsable de varios trabajos que consiguieron en primer lugar trabajar con ADN muy antiguo, ADN de fósiles, en concreto de fósiles humanos, y después utilizar esas técnicas para secuenciar el genoma de los neardentales, incluso describir una nueva especie “humana”, los denisovanos, a partir también de ADN extraído de un fósil. Svante Pääbo, al frente de un nutrido grupo de investigadores, puso de manifiesto que se había producido algún grado de hibridación entre estas otras especies de hombre ya desaparecidas y la nuestra, y aún poseemos algunos genes que proceden de este proceso.
Su carrera científica es excepcional, y por ello ha recibido muchos premios y reconocimientos, como el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica; ha sido uno de los responsables de que podamos entender mejor la historia del género humano en los últimos centenares de miles de años y de poner de manifiesto que parte de la información genética que los humanos modernos llevamos aún procede de nuestros parientes cercanos, descubrimientos científicos a todas luces excepcionales y fundamentales para entendernos mejor a nosotros mismos. Es además un excelente escritor, que ha escrito un libro divulgación científica en el que relata su trabajo con el ADN antiguo y los neandertales y que está traducido al castellano, “El hombre de Neandertal. En busca de genomas perdidos”.
Así que sí, se merece todo reconocimiento que le otorguen por trabajar mucho y bien y que su trabajo sea transcendente para todos. Pero a mí me chirria lo de Premio Nobel de Medicina y Fisiología; el campo de trabajo del Dr. Pääbo no está directamente asociado a la medicina, y aunque él posee estudios médicos, su trabajo de investigación se debería considerar dentro de la biología evolutiva, y de la genética evolutiva. Es evidente que nuestra comprensión de cómo ha evolucionado nuestro acervo genético, el conjunto de genes que poseemos y que determinan, junto con el ambiente en que se expresan, nuestro fenotipo, es importante a la hora de abordar como y porque enfermamos, pero la descripción de la dinámica evolutiva de los genomas y de la diversidad genética dentro de poblaciones de una especie no se suele considerar estrictamente hablando medicina.
Claro, no debería chirriarme tanto, considerando que no hay Premio Nobel de Biología. Lo han recibido antes (el de Medicina y Fisiología) otros ilustres investigadores en distintos campos de la biología, como Morgan, Ochoa, Medawar, Monod o Blackburn, la mayoría por descubrimientos relacionados con la genética (herencia, ADN, …) o la fisiología (hormonas, enzimas, etc). De hecho la lista de ganadores del Nobel de Medicina y Fisiología está repleta de investigadores en cuestiones biológicas básicas, que muchas veces son de aplicación en el campo de la medicina: virus, bacterias, ciclos celulares, infecciones, inmunidad, transporte celular, cromosomas… muchos de ellos biólogos, pero muy pocos premios para investigadores que hayan descubiertos cuestiones relevantes relacionadas con la ecología, el comportamiento animal, la organización de los ecosistemas o las tendencias evolutivas de los seres vivos. Básicamente y hasta donde yo sé, el concedido a von Frisch, Lorenz y Tinbergen por ayudarnos a entender mejor la expresión de modelos de comportamiento individual y social en los animales y el concedido a Svante Pääbo.
Tampoco hay que darle tantas vueltas, el Nobel es un premio concedido por una fundación con el consejo de distintos grupos de expertos en diversos campos, como la Academia Sueca de las Ciencias; por supuesto pueden darle los premios a quien quieran y de lo que quieran. Pero a los biólogos nos duele un poco que no haya un premio Nobel de Biología, cuando los hay de la Paz o de las Matemáticas. Estas cosas empequeñecen nuestra disciplina de cara al público general. ¿Por qué no tener un premio Nobel de Biología para todos esos biólogos que estudian virus, enzimas o neuronas, pero también los de las redes tróficas, los comportamientos sociales complejos o las faunas extintas del Mesozoico? A fin de cuentas, y no quiero que se enfade nadie, la medicina no es más que una forma aplicada y tecnológica de la biología humana, muy importante para nosotros, si, pero conceptualmente se puede considerar una disciplina incluida dentro de la biología.
No sé si esa (tener un Nobel de Biología o de Ecología) sería una forma de darle a nuestra disciplina la trascendencia social que merece en los tiempos que corren. Quizás ayudaría, pero los biólogos tenemos que hacer nuestro trabajo también reivindicándonos siempre que podamos.
Referencias
Svante Pääbo, Hendrik Poinar, David Serre, Viviane Jaenicke-Despres, Juliane Hebler, Nadin Rohland, Melanie Kuch, Johannes Krause, Linda Vigilant, Michael Hofreiter (2004). Genetic analyses from ancient DNA. Annu Rev Genet 2004 38:645-79. doi: 10.1146/annurev.genet.37.110801.143214.
Svante Pääbo (1993). «Ancient DNA». Scientific American 269 (5): 60-66.
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