El pasado verano tuve la oportunidad de asistir al concierto que el maravilloso y genuino Manu Chao dio en el Castillo de Salobreña (Granada). Es difícil explicar con palabras las emociones que el artista es capaz de transmitir a un público al que nos sedujo desde el primer compás. Citando palabras textuales del crítico Juan Jesús García en su crónica en el periódico Ideal: “Sin demérito de los otros, probablemente haya sido el concierto del verano”.
(https://www.ideal.es/culturas/musica/tres-horas-manu-20220801103618-nt.html):
Manu Chao es pura energía, sentimiento y emana un karma del que pocos artistas pueden exhibir. Existen numerosas biografías y artículos donde explican cómo el artista decidió dejar de vivir como una estrella a nivel mundial para dar pequeños conciertos, muchos de ellos improvisados y otros tantos para recaudar fondos por una buena causa. No es mi intención profundizar en la vida y obra de Manu Chao pues como ya he dicho, hay mucha y buena información al respecto. Sin embargo y como no podía ser de otro modo, si quiero detenerme en su conexión con la ciencia y así enmarcarlo dentro del presente Blog.
El día 11 de febrero se celebra el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” con numerosos eventos donde se pone de relieve el papel de la mujer en la ciencia y cómo por desgracia, éste ha sido borrado, ocultado o simplemente olvidado a lo largo de la historia. Pues bien, ¿qué tiene esto que ver con Manu Chao? Pues para poneros en situación, os animo a que busquéis al artista en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Manu_Chao
Si os fijáis, su madre, Felisa Ortega, sólo aparece una sola vez en todo el texto. Lo mismo ocurre con los cientos de artículos sobre la vida del artista. No así su padre, Ramón Chao, que era un reconocido escritor. ¿Se merece Felisa algunas palabras más? ¿hizo algo relevante esta persona además de dar a luz al genial de Manu? Es muy complicado responder a estas preguntas dada la falta de información a la que he podido acceder. Sin embargo, os resumo lo que he encontrado y por qué le dedico esta entrada del blog.
Felisa Ortega, nace en Bilbao pero emigra a Francia durante la dictadura de Franco. Felisa Ortega pasa a ser Felisa Chao cuando se casa con Ramón Chao, porque en Francia (como en los países anglosajones), la mujer pierde su apellido al casarse y adopta el de su marido (la ley te permite conservarlo pero es una auténtica pesadilla burocrática y eso hace que muchas mujeres desistan). Felisa Ortega, no se conforma con ser la mujer de un intelectual de renombre sino que además es Física y consigue formar parte del CNRS (el equivalente francés del CSIC). Se especializa en electroquímica y publica importantes artículos de investigación en el campo hasta su jubilación. Como digo, ser mujer de Ramón Chao y sobre todo, madre de Manu Chao, la han borrado prácticamente de la historia, como si sus logros fueran menores. Tan sólo Eduardo Galeano ensalza su figura cuando narra con desgarradora tristeza, el reencuentro de Felisa con la que fuera su ciudad natal, Bilbao.
Como anécdota, os contaré, que quizás Manu (al mando de su guitarra) no hubiera sido quien es, si ella no hubiera intercedido para que su marido dejara de insistir en que aprendiera piano, y les diera a él y a su hermano Antoine, la libertad para elegir otros instrumentos. Quiero pensar que la genética de una científica de vocación como Felisa, ha sido una de las semillas que han hecho que el artista haya florecido para ser la leyenda que es hoy.