Cuando contraemos una enfermedad lo normal es acudir al médico y que este nos recete algún medicamento. En el caso de algunas enfermedades, como las enfermedades autoinmunes o ciertos tipos de cáncer, es común que el médico prescriba medicamentos biológicos (basados en proteínas terapéuticas) que, a diferencia de los químicos, son mucho más sensibles a las condiciones ambientales a las que pueden estar expuestos desde su producción hasta su manejo en los hospitales. Estas condiciones ambientales, como pueden ser la exposición a la luz solar, la temperatura o la agitación en su transporte, pueden terminar afectando a la estabilidad del medicamento. Todo esto puede resultar en una pérdida de la efectividad de este, o incluso una disminución de su seguridad para el paciente.
Para asegurar una correcta estabilidad del medicamento, se llevan a cabo controles de calidad. En dichos controles se usan técnicas analíticas, como la cromatografía liquida, que permiten detectar si un medicamento esta degradado y, por tanto, ya no es estable.
En concreto, en mi trabajo de fin de máster, me centro en el control de una proteína terapéutica (Ipilimumab) que se usa en hospitales para el tratamiento de melanomas y cáncer colorrectal entre otros. En este trabajo, estudio como afectan diferentes condiciones ambientales a su estabilidad. Para ello someto al medicamento a estreses voluntarios (altas temperaturas, agitación o exposición a la luz) y estudio que cambios se producen entre el medicamento estresado y el medicamento sin estresar. De este modo puede detectar que condiciones afectan a su seguridad y eficacia y dar recomendaciones a los profesionales sanitarios para un adecuado manejo de esta proteína terapéutica.
Palabras clave: Proteínas terapéuticas-Condiciones ambientales-control de calidad-técnicas analíticas
Dirigido por: Natalia África Navas Iglesias