Está claro que vivimos en un mundo desigual. Y la evidencia más clara de ello es la enorme presión migratoria que reciben las áreas fronterizas entre países en muy diversas partes del mundo, siendo nuestra frontera un ejemplo claro de ello. Las pateras, los saltos temerarios de las vallas fronterizas aún a riesgo de herirse severamente, los intentos de acceso de las formas más inverosímiles (desde los bajos de los camiones de los feriantes hasta las turbinas de los barcos, pasando por el ocultamiento en carros de la compra o hasta incluso mimetizándose con la tapicería del coche) son buena prueba de la existencia de niveles diferentes de desarrollo socioeconómico entre dos mundos muy diferentes. 800 millones de personas en el mundo viviendo en régimen de pobreza severa es el matiz más agrio de esta desigualdad.
Esta evidencia se refleja con toda nitidez en la clasificación que contempla el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que clasifica todos los países del mundo en cuatro categorías de desarrollo: muy alto, alto, medio y bajo, atendiendo a los valores que arroja el Índice de Desarrollo Humano (IDH), publicado también por el PNUD, para cada uno de los países. El IDH resulta ser un indicador mucho más amplio que el PIB per cápita para valorar la calidad de vida en los países, pues no se basa solamente en registros relacionados con el nivel de actividad económica, sino que contempla otras dimensiones que afectan al bienestar, como la esperanza de vida y el nivel de educación.
Según el IDH estimado para 2021 (publicado en 2022), frente a economías avanzadas como Suiza (IDH: 0,962), Noruega, Islandia, Hong Kong, Australia y Dinamarca, clasificadas en las seis mejores posiciones (por ese orden), se encuentran las que acaparan los peores puestos: Sudán del Sur (IDH: 0,385), Chad, Níger, República Centroafricana, Burundi y Mali. España, con un “honroso” 27º puesto en el ranking global, se ubica en el segmento de los países con un IDH muy alto, con un índice de 0,905.
Ante esta realidad, los estados están llamados a ayudar al desarrollo de los países menos favorecidos, tanto a través de su política exterior como mediante la cooperación internacional al desarrollo. Mediante el primer caso, lo cierto es que las naciones suelen ser reacias a hacer donaciones, pues siempre existen excusas en el ámbito de cada país que reclaman ser cubiertas con partidas de gasto, por lo que se tiende a ningunear la ayuda exterior. Como resultado, la aportación suele alejarse bastante del objetivo del 0,7 % del PIB que ha marcado el PNUD que aporten los países en el contexto de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en el horizonte de 2030, en reivindicación de una antigua meta que muy pocos países cumplen.
En el segundo caso, las organizaciones y los foros económicos internacionales también cumplen una importante función en este contexto. En primer lugar hay que destacar la acción del grupo Banco Mundial (BM), que abarcando cinco entidades tiene por objetivo principal promover el desarrollo de los países atrasados, fundamentalmente mediante la concesión de préstamos en condiciones flexibles. Junto al BM actúan otras entidades financieras, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Africano de Desarrollo, que como se puede deducir asumen la cofinanciación de proyectos de desarrollo en los países que se encuentran en el área de su demarcación.
Junto a las instituciones anteriores, existen otros organismos que tienen por misión realizar estudios, informes y diagnósticos, asesorar, proponer medidas y servir de foros en los que acordar medidas conducentes a mejorar las condiciones económicas de los países desfavorecidos. En este contexto cabe incluir la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el propio PNUD y las 5 comisiones económicas regionales de la ONU:
- Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico. Sede: Bangkok (Tailandia)
- Comisión Económica y Social para Asia Occidental. Sede: Beirut (Líbano)
- Comisión Económica para África. Sede: Addis Abeba (Etiopía)
- Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Sede: Santiago de Chile
- Comisión Económica para Europa. Sede: Ginebra (Suiza)
Con toda esta amalgama de organizaciones y medios, la comunidad internacional pretende luchar contra la pobreza. Pero, ¿es eficaz en sus objetivos?
Mejor, esta cuestión para otra entrada.