El conjunto de transformaciones que vivió la Inglaterra del siglo XVIII, en muy diversos frentes de acción, es lo que conocemos como Revolución Industrial (RI). Este conjunto trascendental de cambios provocó una metamorfosis crucial en el sistema económico mundial. Y en efecto, a partir de la RI inglesa, los países occidentales fueron contagiándose de esos nuevos modelos de producción y de cambio, siendo la industria la protagonista de todo el proceso. El resultado de fue una extraordinaria industrialización generalizada, con todos los cambios que llevó aparejados.
La RI significó un proceso tan sumamente importante, que marcó un cambio integral de tendencia, de manera que cabe hablar de un mundo pre-industrial y de otro post-industrial.
El que Inglaterra fuera la cuna de la RI, es decir, que fuese el país del mundo que en que se desarrollase por primera vez, no es cuestión de casualidad ni de capricho del destino. Todo lo contrario, hay fuertes razones que explican ese liderazgo inglés. En particular, a diferencia del resto, contaba con los requisitos necesarios para poder albergar esa gran transformación:
– los suficientes recursos financieros para invertir en la industria,
– buenas infraestructuras de comunicaciones, mediante una adecuada red de puertos, canales y vías fluviales que surcaban el territorio,
– un sistema de transportes avanzado, gracias a la pericia de diferentes ingenieros que habían logrado mejorar tanto las infraestructuras como los vehículos,
– el uso de la fuerza del vapor como base del desarrollo de los procesos industriales y del revolucionario sistema ferroviario que fue capaz de implementar,
– abundancia de la fuente de energía primaria por excelencia: el carbón, que además era de buena calidad,
– una mentalidad más liberal de su población, lo que la hacía proclive a asumir riesgos y emprender nuevos proyectos,
– la disponibilidad de un sistema normativo que se prestaba en mayor medida que en el caso de otros países a favorecer los cambios necesarios para permitir la expansión industrial,
– la liberalización de sus fronteras exteriores, requisito imprescindible para facilitar las exportaciones e importaciones de mercancías.
– las suficientes materias primas para protagonizar la industrialización.
Respecto a este último punto, en efecto, Inglaterra supo hallar los recursos necesarios para emplearlos en la fabricación de muy diferentes artículos y mercancías. Y todo favorecido con la ayuda de los inventos más innovadores del momento, en cuanto a utilidad práctica y efectividad.
En este video documental se puede observar de forma amena cuáles fueron esos materiales y recursos y cómo Inglaterra fue transformando los mismos en sus procesos, permitiendo así la producción en masa de un sinfín de productos.