La época de cría acaba desastrosamente para algunos pájaros. En lugar de criar sus propios pollitos acaban criando a verdaderos intrusos con los que no tienen nada que ver, los cucos. Los cucos y otras especies de aves se denominan parásitos de cría; son éstas especies de aves cuya estrategia reproductiva es, en lugar de construir nidos, incubar sus huevos y darle de comer a sus pollos, poner sus huevos en los nidos de otras especies (llamadas hospedadores), que al encargarse de la crianza de estos intrusos acaban sufriendo pérdidas reproductivas, porque el comportamiento de los parásitos (adultos y pollos) conlleva la muerte de al menos alguno (frecuentemente todos) de los descendientes de las parejas parasitadas.
Pero la selección natural ha favorecido a los hospedadores con rasgos que les permitan defenderse de los parásitos, evitando el parasitismo o reduciendo su impacto, porque éstos hospedadores con capacidades defensivas serán más exitosos en poblaciones parasitadas. Uno de estos rasgos es la capacidad de algunos hospedadores de descubrir los huevos parásitos y sacarlos del nido, evitando buena parte de los costos reproductivos asociados al parasitismo. A pesar de la ventaja de este comportamiento y de que parece evidente que la selección natural debería favorecerlo, de hecho en muchas poblaciones de muchas especies de hospedadores hay individuos incapaces de escapar del parasitismo y de reconocer huevos parásitos. En este artículo exploramos el papel que puede tener la edad de los hospedadores en su capacidad para escapar del parasitismo, para intentar entender mejor por qué, a pesar de las ventajas que supone el reconocimiento y rechazo de huevos extraños, no todos los individuos en especies hospedadores pueden hacerlo.
En colaboración con Mercedes Molina-Morales y Marta Precioso, del Departamento de Zoología de la Universidad de Granada, y Jesus Avilés (de la Estación Experimental de Zonas Áridas, en Almería) hemos estado estudiando una de estas especies de hospedadores, la Urraca (Pica pica) en una población situada en la localidad de La Calahorra (Granada). Nuestro trabajo es un estudio a largo plazo, en el que registramos la reproducción de individuos marcados a lo largo de su vida, siguiéndolos desde la salida del nido y en sus diferentes intentos reproductivos. En Europa, y en nuestra población de estudio, las urracas son parasitadas por el críalo (Clamator glandarius), un cuculido que usa a varias especies de córvidos, fundamentalmente urracas y cornejas, como hospedadoras. El parasitismo provoca grandes pérdidas reproductivas en las urracas, las parejas parasitadas casi siempre pierden todos sus pollos y solo sacan adelante críalos. Por eso, algunas urracas pueden defenderse del parasitismo reconociendo huevos de críalo y expulsándolos de sus nidos. Sin embargo no todas lo hacen. Podéis ver más cosas acerca de este sistema de trabajo en otra de las páginas de mi blog. En este trabajo analizamos la capacidad de las hembras de urraca de reconocer huevos extraños en su nido de forma experimental y a lo largo de su vida. Lo hacemos de forma experimental, porque determinamos la capacidad de las hembras de responder a huevos extraños colocándoles en el nido, durante el período de puesta de sus huevos, modelos de escayola hechos para mimetizar en tamaño, forma y color los huevos de críalo. Y lo hemos hecho con hembras cuya edad exacta conocíamos y hemos seguido durante los años que han permanecido criando en la población. Cada año encontrábamos sus nidos, y registrábamos las variables reproductivas básicas (fecha en la que empezaban a poner, si estaban parasitadas, cuantos pollos sacaban…) además de realizar nuestros experimentos de reconocimiento de huevos modelo.
Los principales resultados del trabajo, publicado en la revista American Naturalist en mayo de 2020 fueron que el comportamiento de rechazo de huevos era más probable cuanta más edad tuvieran las hembras de urraca. De hecho, casi ninguna hembra era capaz de reconocer los huevos antes de los 3 o 4 años, y la mayoría de las que reconocían y rechazaban huevos empezaban a hacerlo a partir de esa edad y continuaban haciéndolo después. Sin embargo, la probabilidad de ser parasitada no cambiaba con la edad de las hembras, aunque las hembras que llegaron a ser más viejas (por encima de 4 años, la media de edad de las hembras de la población estaba en torno a los 3 años, y la mayoría de las hembras tenían menos de 3 años) parecían escapar del parasitismo con más frecuencia.
Las barras oscuras muestran el porcentaje de hembras de cada clase de edad que fueron parasitadas, y las barras claras la proporción de hembras que rechazaron los huevos experimentales. La flecha señala la edad promedio a la que las hembras empezaron a rechazar los huevos experimentales, y los números encima de las barras son los tamaños muestrales, el número de hembras observadas en cada clase de edad. La Figura está sacada del artículo original (American Naturalist, 195 (5): 876-885)
Los resultados del trabajo sugieren varias cosas. Por un lado, si las hembras necesitan varios años para distinguir sus huevos de huevos extraños en el nido (por los motivos que sean, que estamos intentando aclarar ahora), una parte importante de las hembras de la población (la mayoría de hecho) no serían capaces de defenderse (rechazando huevos) de los parásitos. O, visto desde el punto de vista de los parásitos, siempre habrá una parte de la población de hospedadores vulnerables al parasitismo. Por otro lado, la estructura de edad de las poblaciones (cuantos animales hay de cada edad, o cual es la frecuencia relativa de las distintas edades) podría explicar porque en distintas poblaciones de hospedador se dan distintas frecuencias de hembras capaces de reconocer huevos. Finalmente, parece que llegar a vieja es particularmente interesante en las urracas en poblaciones parasitadas, porque solo llegando a cierta edad podría expresarse el comportamiento de rechazo. Y la relación entre longevidad y capacidad para escapar del parasitismo parece también sugerir, aunque esto no está todavía claro del todo, que hay hembras con características que las hacen ser “mejores”, alcanzando mayores edades y evitando mejor el parasitismo.
La referencia completa del trabajo es ésta: Martínez, J.G., Molina-Morales, M., Precioso, M. y Avilés, J.M. (2020). Age-related brood parasitism and egg rejection in magpie hosts. The American Naturalist, 195 (5): 876-885.
Y si queréis una copia de éste o de algún otro de mis trabajos, por favor hacédmelo saber en jgmartin@ugr.es
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