En las transacciones económicas internacionales, interviene un tipo de mercado que se halla ausente en las operaciones que ocurren a nivel interior. Me refiero al MERCADO de DIVISAS (moneda extranjera), en el que confluyen la oferta y la demanda de monedas de los diversos países, y en el que estas se intercambian en función de su valor en relación al resto de monedas. De manera que el euro, la corona noruega, el dólar USA, el yen japonés, el dinar jordano, la libra esterlina, el dólar canadiense, el renminbi (o yuan) chino, la rupia india, el dólar australiano, el chelín keniata, el peso mexicano, el dírham marroquí… y así hasta completar la lista de monedas de curso legal que hay en el mundo, se compran y venden en el mercado de divisas. Esta es una operación básica e indispensable en el marco del comercio internacional.
Parémonos a pensar la cantidad de veces que necesitamos recurrir al mercado de divisas: si el gobierno español adquiere un millón de toneladas de petróleo de Nigeria, tendrá que cambiar euros por nairas nigerianos para pagarlo. Si salimos de vacaciones a Turquía, necesitaremos adquirir liras turcas para poder gastarlas allí. Si un fabricante de lavadoras necesita importar componentes electrónicos de Corea del Sur con objeto de incorporarlos en sus procesos productivos, deberá comprar won surcoreanos para poder efectuar el pago. Si sale del puerto de Motril un cargamento de aguacates con destino a Dinamarca, los daneses tendrán que comprar euros con coronas danesas para poder pagar al exportador de la costa tropical granadina. Y si los inmigrantes marroquíes en España envían a sus familias, en Marruecos, parte de los ingresos que obtienen mediante sus trabajos, se requerirá de igual modo que intervenga el mercado de divisas para el pertinente cambio de euros por dírhams. Y así, innumerables ejemplos.
A la luz de lo anterior, nos es fácil entender la importancia que tienen los mercados de divisas en la economía mundial y la consiguiente necesidad de que estos funcionen lo más fluidamente posible, sin interferencias, ni demoras u obstáculos innecesarios. Y es que en realidad, en la actualidad se puede comprar, vender, viajar… y en definitiva operar en cualquier rincón del planeta con las mínimas restricciones en cuanto a movimiento de divisas, a diferencia de lo que ocurría durante la primera mitad del siglo XX, cuando lo que predominaba eran los controles de cambios y los obstáculos a la convertibilidad de divisas.
La fluidez que existe en la actualidad en los mercados de divisas es atribuible en gran medida a la acción del Fondo Monetario Internacional, una de las grandes organizaciones internacionales que surgió de la conferencia internacional de Bretton Woods (New Hampshire, EEUU), celebrada en 1944. Oficialmente, la fecha de creación fue el 27 de diciembre de 1945, cuando los representantes de 29 países firmaron su Carta Constituyente, en la que se establecían los objetivos del Fondo:
- Incentivar la cooperación monetaria entre países.
- Apoyar la expansión y el desarrollo del comercio internacional.
- Fomentar la estabilidad en los intercambios de divisas.
- Promover el establecimiento de un sistema multilateral de pagos.
- Ayudar financieramente a los países miembros con dificultades en sus balanzas de pagos y corregir esos desequilibrios.
Para lograr esos objetivos el FMI desarrolla tres tipos de funciones fundamentales:
- Supervisión. El FMI examina y evalúa las políticas cambiarias de los países miembros, considerando la situación económica general, y lleva a cabo consultas anuales bilaterales con países concretos.
- Ayuda financiera. El FMI acompaña las políticas de ajuste de los miembros con problemas en sus balanzas de pagos, mediante préstamos y créditos.
- Asistencia técnica. El Fondo lleva a cabo estudios sobre la economía de los miembros; presta asesoramiento en la puesta en marcha de la política monetaria y de la fiscal, en la creación de ciertas instituciones (como bancos centrales) y en la generación y tratamiento de los datos estadísticos. Asimismo, los técnicos del FMI prestan ayuda de cara a la formación de funcionarios y especialistas locales.
Con sede en Washington, son miembros del FMI 189 países. Actualmente, su presidenta y directora gerente es Kristalina Gueorguieva, una economista búlgara que ha sido con anterioridad vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria europea.
El FMI se financia por medio de las cuotas que aportan los países integrantes, cuotas que son establecidas por el propio Fondo según la riqueza de cada estado miembro y su situación económica, siendo revisadas periódicamente para adaptarlas a la situación. En principio, la cuota será más alta cuanto más rico sea el país en cuestión. Las cuotas se someten a revisión cada cinco años y pueden ser incrementadas o rebajadas en función de las necesidades del FMI y de la mayor o menor bonanza económica del miembro. Este sistema de cuotas tiene varias finalidades:
- Primera, constituir un fondo de dinero prestable a países miembros que se encuentren atravesando problemas financieros.
- Segunda: determinar el montante que se puede prestar a un miembro. Cuanto mayor sea la participación financiera de un país miembro, mayor será la cantidad que puede solicitar cuando le sea necesario.
- Tercera: establecer el poder de voto de cada estado miembro.
En el contexto de las ayudas del FMI, los tipos de interés son nulos o prácticamente nulos (muy bajos), pero el país receptor ha de demostrar un esfuerzo por llevar a cabo una política tendente a equilibrar su balanza de pagos. Eso sí, cuanto mayor sea el crédito, el control impuesto por el Fondo será más estricto y mayores requisitos exigirá.
En el contexto del FMI, las necesidades de liquidez a nivel mundial impulsaron la creación de los Derechos Especiales de Giro (DEG) (Special Drawing Right, SDR) en el año 1969. El DEG es un activo de reserva internacional, en el que están representadas ponderadamente las principales divisas (las más fuertes): el dólar de EE.UU, el euro, el renminbi chino, el yen japonés y la libra esterlina. Los países miembros pueden utilizarlo como divisa de reserva y para pagos internacionales, de manera que pueden tanto comprar DEG como venderlos, con objeto de equilibrar sus reservas de divisas.
La página web del FMI: https://www.imf.org/external/spanish/index.htm, que animo a visitarla, es un extraordinario recurso para comprender mejor sus acciones, estar al día sobre sus actividades y consultar publicaciones económico-estadísticas elaboradas por la propia organización. A este respecto destaco “Perspectivas de la economía mundial”, que publica bienalmente.