Hoy traemos una entrevista a José Luis Martínez-Dueñas, nombrado recientemente nuevo presidente de la Academia de las Buenas Letras de Granada, como ya se anunció en la web del Departamento de inglés y alemán el pasado mes de diciembre. En esta entrada podéis encontrar un vídeo con las partes más destacadas de la entrevista junto a dos lecturas en inglés antiguo que no desvelamos ahora mismo por si os animáis a verlo, una galería con todos los libros publicados por Martínez-Dueñas y la entrevista completa redactada para que no se os escape ningún detalle. Además, al final tenéis una foto de José Luis Martínez-Dueñas junto a las colaboradoras de The Philologist UGR que han hecho posible esta entrada. ¡Esperamos que la disfrutéis!
https://www.youtube.com/watch?v=kdz0as-YE28&t=74s
En esta galería podéis ver los libros publicados por José Luis Martínez-Dueñas:
Y ahora, disfrutad de la entrevista completa:
P. Nos gustaría primero saber desde cuándo es profesor de la UGR y qué le llevó a dedicarse a esto
R. Yo soy profesor de la Universidad de Granada desde el mes de octubre de 1975, que fue el año que terminé mis estudios de licenciatura y empecé de profesor ayudante.
P. ¿Cuál fue el tema de su tesis doctoral?
R. Mi tesis doctoral fue la correspondencia de subordinación en inglés y en español, un análisis de sintaxis funcional.
P. ¿Y por qué pasó de estudiar la lingüística histórica a estilística?
R. No es que pasé de, es que lo he mantenido siempre. El estudio de lingüística histórica fue lo que a mí me movió primero a estudiar, pero por una serie de razones la tesis que yo había comenzado de lingüística histórica la tuve que dejar y me dediqué a una tesis de sintaxis y estudio de lingüística sincrónica del siglo XX. La sintaxis fue lo que transformé en estilística, en el sentido clásico de estructura de la escritura, lo cual no es incompatible con el estudio de la lingüística histórica, puesto que el estudio textual que yo siempre he hecho es estilístico, basado en la conformación de la escritura como realidad expresiva en su función comunicativa. Pero no es que pasé de una cosa, sino que tuve que convivir con las dos cuestiones y por una serie de razones no pude hacerme cargo de la asignatura de Historia de la lengua inglesa hasta el año 93, es decir, 18 años estuve sin poder dar clase aunque escribía y publicaba de eso.
P. ¿Qué le recomendaría a alguien que quiere dedicarse a la investigación?
R. Como se pueden dar una serie no de fórmulas sino de recomendaciones, primero mucha constancia. Segundo un cierto sentido de lo que se suele llamar vocación o interés por el estudio, una curiosidad intelectual. Y luego un desapego de ciertas formas mundanas, aunque se pueda convivir con ellas, pero centrándose en que el mundo de la investigación es el mundo de ciertos niveles de veracidad.
P. ¿Cómo se sintió al ser elegido hace poco Presidente de la Academia de las Buenas Letras de Granada?
R. Me sentí sorprendido, porque yo llevaba en las Buenas Letras desde hacía poco, llevaba dos años, y tenía un cargo recién estrenado en la Junta de gobierno de censor y pensaba pasarme así cuatro años. Cuando me propusieron ser presidente lo primero que dije es que no, y lo segundo que dije es que tampoco (risas). Luego tuve un gran sentido del agradecimiento por las razones que me dieron y en tercer lugar tuve ya una disposición clara de ofrecimiento hacia los académicos de buenas letras y a lo que representan, aunque es uno de esos cargos que nunca he buscado.
P. ¿Cuáles fueron las razones que le dieron?
R. Primero que era un catedrático de universidad con una trayectoria bien conocida y ya diríamos probada. Por lo tanto, mi concentración puede colocarse bien en otra actividad, tanto en el ámbito profesional de dar clases como profesor como en el estudio y la investigación, y eso es algo que tengo, en parte dada la edad, bastante bien; si no demostrado, sí probado. La segunda razón es que me dijeron que tenía (risas) un nivel de sofisticación hilarante que, con el sentido del humor, podría en un momento determinado utilizar para poder llevar a cabo una relación diplomática y social efectiva sin ser duro ni cortante pero sí oportuno y eficaz. En tercer lugar, y eso sí se me honró, me dicen que tengo un buen sentido de la comunicación, tanto en la escritura como en la expresión oral, que es muy necesario para un presidente de la Academia. Ante eso dije: bueno, como ya no tienen medidas de altura ni de físico ni esas cosas pues que si ese era el patrón que buscaban, yo encantado de servir a la Academia y de representarla.
P. ¿Cuál cree que ha sido su mayor aportación a las lenguas anglosajonas o españolas?
R. Sería muy presuntuoso de mi parte (risas). Yo creo que mi aportación menos nociva, menos dañina, ha sido en la Universidad de Granada el introducir, junto con otras personas, una serie de corrientes de pensamiento lingüístico, concretamente en los años 80 la llamada Tesis de la pertinencia (Relevance theory: communication and cognition). Definitivamente también la Lingüística de la escritura, es decir, no entender la historiografía literaria como algo estrictamente inventivo sino como una realidad textual, como hice con más de 13 tesis doctorales que he dirigido. Pero son aportaciones conjuntas, de equipo, y en la Universidad uno es uno más, afortunadamente.
P. ¿Cuál cree que es la situación de las letras en España?
R. Pues no he tenido tiempo como algunos de viajar por toda España con mi maleta para verlo (risas), pero si vemos que España es una nación muy compleja con un sistema constitucional difícil, el mundo de las letras y del estudio siempre es un mundo alternativo que no influye en el producto nacional bruto ni en los índices de empleo ni en la bolsa, pero yo sí digo que el índice de las letras en España es bastante bueno. Tenemos magníficos pensadores, estupendos filósofos (vivos), escritores, poetas, hay buenas editoriales, hay buenos lectores… lo que es que eso al fin y al cabo es algo minoritario, uno no puede pretender que todo el mudo relea El Quijote, o La Eneida, o hable de Pedro Soto de Rojas o de William Shakespeare o de Francis Bacon. Pero en general España es un país medio culto bastante presentable, con unas brutalidades históricas y sociales bastante clasificables. Pero como yo no he sido nunca pesimista, porque si lo hubiera sido habría renunciado a mi propia existencia, entonces me parece que es un mundo mejorable, pero muy rico y siempre en ebullición, aunque hay cosas que mejorar, como enfrentamientos de presupuestos, amiguismos, enemistad, etc. En definitiva, las letras gozan de buena salud.
P. ¿Qué podría comentarnos sobre el nuevo libro que ha publicado junto a Rocío Gutiérrez Sumillera?
R. Este libro, El primer toque de trompeta contra el monstruoso gobierno de las mujeres, es uno de los proyectos hechos con una colaboradora joven y brillante como es Rocío Gutiérrez. Hace unos años encontramos un panfleto de 1558 de John Knox atacando a la mujer como figura humana y social y decidimos traducirla y hacer un estudio sobre la forma en que el calvinismo inglés, escocés específicamente, se pone en contra de una serie de gobernantes. Revelamos la manera en que se articula toda una propaganda contra la mujer desde un punto de vista religioso, donde la mujer es la representación del pecado. Por tanto, todas las mujeres que han gobernado es simplemente porque Dios ha querido castigar la soberbia de los hombres poniéndoles una mujer. Este libro es muy original en el sentido de que tiene el origen de un panfleto. Es un libro que no es de lectura fácil, no es un libro que se vaya a comprar en una estación de ferrocarril, pero es un libro para las personas interesadas en el pensamiento de la modernidad desde los siglos XVI/XVII. El libro lo que intenta hacer es mostrar esos pensamientos, analizarlos, y ponerlos en un marco de modernidad, de la Europa de los siglos XVI/XVII.
P. ¿Qué nos puede decir de la bodega de un literato?
R. La bodega del literato nace porque yo estaba buscando unas botellas de Borgoña y al buscarlas en un libro inglés de vinos encontré un libro de George Saintsbury, quien ocupó la cátedra real de retórica y literatura en la Universidad de Edimburgo al final del siglo XIX, principios del XX. Él era un reconocido estudioso de la retórica del siglo XVII y tiene muchos libros de retórica; por ejemplo, tiene uno de historia de la literatura francesa. Tenía como afición la bebida en general, y cuando se jubiló, su amigo, el director de una gran editorial inglesa, Sir Frederick MacMillan, le propuso escribir un libro. Entonces hizo un libro magnífico sobre la bebida, defendiendo la bebida y hablando del vino desde un punto de vista histórico. Y hace un libro muy bien dividido en grandes producciones de vino. Luego dedica un capítulo muy bueno a las cervezas inglesas, y un capítulo magnífico también a los whiskeys y a las ginebras. Lo que hice yo fue editar sus cuadernos de bodegas, y me salió por eso la Bodega de un Literato, por la bodega que él tenía en su casa, de la que cuenta cosas divertidísimas. Por ejemplo, que tenía un perro magnífico, que lo tenía para proteger la bodega, una bodega antiquísima de los siglos XVII/XVIII, que tenía muchas entradas de agua y entraban ratas. Y dice que las ratas nunca destrozaron ninguna botella, pero el perro, al perseguir a las ratas, tiró un Magnum de una cosecha magnifica, y que cuando entró por la mañana se encontró al perro borracho junto a la botella y ninguna rata. Lo que sí encontró fue alguna botella pequeña que sí se habían querido llevar por una de las ratoneras (risas). Pero es un libro magnífico porque está lleno de experiencias propias, de su bebida, de su comida, de sus reuniones, y todo completamente trufado con referencias literarias de literatura francesa, italiana, inglesa, con episodios que hablan de vino y de formas de entender el vino y la bebida.
Para terminar, aquí os dejamos una foto nuestra con José Luis Martínez-Dueñas tras la entrevista. Ha sido un placer haber podido hablar con él y que nos haya permitido compartir con todos/as vosotros/as esta entrevista.
Entrevistadoras: C.L.C. y V.R.R.
Vídeo y fotografías: E.R.S.
Edición: E.R.S.
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