Mi primera idea al escribir este post, artículo, escrito, o como queráis llamarlo, era contar mi experiencia personal de Erasmus en el primer cuatrimestre. Pero pensando en mis otros compañeros que también están de Erasmus en esta misma ciudad, Aberdeen, o en otras ciudades, me he dado cuenta de que cada experiencia Erasmus es distinta y única. Como cualquier otra experiencia. Es por eso que he decidido hacer una lista con los campos que más dudas o “miedos” me producían y dar consejos, basados en mi experiencia.
BUROCRACIA:
Antes incluso de empezar a pensar dónde iba a irme de Erasmus, o incluso de ser consciente de lo que eso implicaba, siempre había oído del horrible papeleo que había que completar para irse. Gente que incluso por algún problema se había quedado en tierra por algún fallo burocrático.
Una parte de mí esperaba que estuviesen exagerando y que simplemente, lo único que les fastidiaba era el rellenar papeles. Pero no. Tenían razón. Toda la razón del mundo. Ha pasado un año desde que mandé la solicitud y, hoy, un año más tarde aún tengo dudas con el acuerdo de estudios. Sé que no le pasa a todo el mundo, pues conozco a gente que, por ahora, la parte del papeleo está en pausa hasta que el Erasmus acabe y empiecen las convalidaciones y todo lo que haya detrás.
Una cosa sí que es verdad. El papeleo va a ser un compañero más en tu aventura. Así que mi mayor, y creo importante, consejo es: ten paciencia. Tendrás que estar atento a fechas límites, fechas que a veces se ampliarán porque no te habrán dado toda la información posible, o fechas que serán vitales. Tendrás que mirar asignaturas de aquí y allí para hacer tú (en ese momento) acuerdo de estudios definitivo. Aunque luego, lo más seguro es que al llegar a tú país de Erasmus tengas que cambiar algunas cosas.
Aunque parezca pesado y tedioso, que lo es, se lleva mucho mejor concienciándose y con paciencia. Lo importante es saber que merece la pena por experimentar el Erasmus.
Otro consejo muy importante es que no tengáis miedo a preguntar. A profesores, alumnos que hayan estado en tu destino, etc. Preguntad, preguntad e informaros hasta del más mínimo detalle que creáis importante.
LA LLEGADA:
Actualmente casi todos los destinos supongo que tendrán aeropuerto. Así que es algo fácil. Sacar billete de avión, aterrizar y coger un taxi o un autobús a tu residencia o piso. Pero en mi caso, al menos el llegar no fue tan fácil. Aberdeen tiene aeropuerto, pero por esas fechas no habían vuelos directos o costaban más de lo que me costaba aterrizar en una ciudad “cercana” como Edimburgo o Glasgow, y coger un tren hacia Aberdeen.
Así que en mi caso sólo tenía que añadir un paso más. Coger un avión, aterrizar en Glasgow, llegar a la estación de tren, y desde allí en tren hacia Aberdeen. Lo que hice fue, gracias a un compañero de clase, sacar un billete único que te servía para coger el tren que te llevaba desde la estación hasta el centro de Glasgow, desde el centro a la estación de tren, y el tren hasta Aberdeen. El problema fue que el avión se retrasó y perdimos el tren.
Esta historia la cuento para aconsejaros lo siguiente: si no puedes aterrizar en la misma ciudad, busca qué bus o tren de cercanías te lleva al centro de la ciudad y, de ahí qué autobús coger para la estación de tren o de autobús para tu ciudad de destino.
Básicamente no dejar nada al azar y trazar rutas de estación a estación. Aunque una vez llegues puede ser algo lioso, de esa forma se tiene algo de base y al menos sabes los sitios a los que tienes que ir.
LA UNIVERSIDAD EN SÍ:
Al principio, en mi caso, la verdad es que fue un poco lioso. Como para cualquiera, pues es un sitio nuevo, idioma diferente y, aunque se hable, siempre va a ser distinto la primera vez que se llegue a un sitio donde es su primera lengua oficial. Pero como a todo, uno se acostumbra.
En este caso, la cosa era que las clases se dividían entre las “lectures”, que son las clases en las que el alumno se sienta y el profesor explica el temario, y, por otro lado, los “tutorials” y los “seminars”, dónde de forma más didáctica y con menos gente se hacen ejercicios y trabajos que tienes que trabajar durante la semana y en esa clase semanal expresar y ver lo que se ha trabajado.
Por lo demás, al final es una Universidad como otra cualquiera. Sabiendo el horario y moviéndote por ella al final uno se adapta.
LA VIDA EN EL ERASMUS:
Los primeros días son una nebulosa de nervios y emoción mezclados. La primera semana es la semana en la cual las sociedades y gente de la universidad prepara evento tras evento con lo cual siempre vas a tener algo que hacer y gente nueva a la que conocer.
Después de esa semana llega el momento en el que te das cuenta de que, aunque lo parezca no son unas vacaciones y que las clases empiezan, tienes que ir a la compra cada X tiempo, etc… Poco a poco formas tu vida en la ciudad. Ya sea de la residencia, de la clase, etc. harás un grupo de amigos, quizás de diferente nacionalidad, lo que es magnífico, y crearás recuerdos en esa ciudad.
VIAJAR:
El Erasmus te permite conocer ya no sólo una ciudad del extranjero. Es muy fácil, y económico, coger un autobús y viajar a ciudades y pueblos cercanos a tu ciudad. Quizás viajar a países cercanos que desde tu ciudad de Erasmus es más sencillo visitar. En resumen, la cosa es viajar algo, ver otras mentalidades, costumbres, etc. Desarrollarse como persona, no sólo como alumno.
LA VUELTA A ESPAÑA:
Para algunos el final del primer cuatrimestre será el final de su estancia en el Erasmus. En mi caso a mí aún me queda otro cuatrimestre, por lo que mis pensamientos, dudas, etc. de este será para la segunda parte de este escrito. En este apartado volveré para hablar cómo es la sensación de volver a España por un “pequeño periodo” de tiempo después de haber pasado tres meses fuera.
La verdad es que al volver a España me dio la sensación de que el tiempo había pasado muy rápido. Estar sentado en el avión de vuelta y pensar que sólo habían pasado cinco segundos desde la última vez que había estado en el avión anterior. Y habían pasado tres meses.
Quizás al saber que iba a volver no me daba pena volver, al contrario, me apetecía encontrarme con mi familia, mis amigos, salir de tapas, el sol (obviamente en Inglaterra hay sol, y sale más de lo que me habían dicho, pero no calienta igual). Yo, un fan del frío, no sabía que echaba de menos el sol hasta que en Málaga, por primera vez en tres meses, me calentó la piel.
Y, así, ya en mi casa tuve la sensación de que había, bueno, de que estaba viviendo algo importante. Estaba viviendo en un país extranjero, y podía hacerlo. Digo todo esto para aquellos que duden entre ir o no. Id, no os arrepentiréis, es una experiencia única y fantástica. Si se tiene la oportunidad, hay que aprovecharla, porque es muy difícil arrepentirse de haber ido. Y, si eso pasa, unos papeles de más y de vuelta a España.
En conclusión, he preferido hacer esto que contar toda mi experiencia personal pues creo que es más importante tranquilizar, pero a la vez no saber qué es exactamente lo que va a pasar.
Es lo bueno del Erasmus. Todo puede pasar. Ya sea bueno o malo, y aunque preferiblemente esperamos que todo sea bueno, todo entra dentro de la experiencia. Una experiencia que quieras o no te abre como persona.
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