Bajo este concepto se aúnan las normas y regulaciones necesarias para el buen funcionamiento de los procesos económicos. El marco institucional es proporcionado por el Estado, el cual ha de garantizarlo, regulando los distintos ámbitos que constituyen las instituciones económicas, como la moneda, el régimen de comercio exterior, el sistema financiero y bancario, el marco laboral, la seguridad social…
Las tres funciones fundamentales que realizan los agentes económicos: producción, distribución y consumo, no podrían desarrollarse correctamente si no existiera un marco regulador ordenando y marcando las pautas adecuadas para que las transacciones puedan llegar a buen término.
Imaginemos que cada vez que necesitáramos financiación tuviéramos que ir a buscar a un prestamista y acordar las condiciones del préstamo (plazos, interés…). Ello supondría un coste altísimo en términos de tiempo y esfuerzo. En lugar de eso, disponemos de unas entidades bancarias, reguladas por los poderes públicos, dispuestas a prestarnos. Supongamos ahora que cada vez que quisiéramos comprar un producto, como una maleta, tuviésemos que estipular los bienes que tendríamos que dar a cambio, para pagarla (por ejemplo, 20 litros de leche a cambio de esa maleta). Esto supondría también un importante coste, a la vez que demoraría enormemente las transacciones. Frente a ello, los países han institucionalizado el dinero como medio de pago, lo cual es mucho más cómodo que lo del ejemplo.
En todo momento, el marco institucional da soporte a la actividad económica, permitiendo que esta fluya con normalidad. Todas esas disposiciones que regulan el funcionamiento de la economía, constituyen precisamente el marco institucional, y sin este el sistema económico no puede funcionar.
Las instituciones no se han hecho de la noche a la mañana. Han ido tomando forma a lo largo del tiempo, dejándose influir por el devenir de los acontecimientos históricos, las tradiciones y los usos y costumbres de las diferentes poblaciones.
Sin duda, una clara señal de que un país está desarrollado económicamente la hallamos en su marco institucional: los países económicamente avanzados se asientan sobre unas instituciones sólidas y poderosas. En cambio, los países atrasados tienen por lo general una importante cuenta pendiente respecto al marco regulador de sus economías, necesitando una modernización y adaptación adecuada de sus instituciones económicas como paso previo al desarrollo.