¡Buenxs días/tardes/noches chicxs!
Hoy, como bien sabéis, es el Día Internacional de la Mujer y en The Philologist UGR lo queremos celebrar pensando en el papel de éstas en la literatura.
A las mujeres se les ha hecho muy difícil hacerse un hueco en las artes y las letras ya que siempre han sido educadas para trabajos pasivos, y antiguamente no tenían muchas más opciones. Era trabajar limpiando sus casas, cosiendo y teniendo contentos a sus maridos o dedicarse completamente a Dios. Pero gracias a la insistencia de mujeres como las que veremos ahora, se ha abierto un camino para no acabarlo nunca.
Se llama escritura femenina tanto a la literatura escrita por mujeres como a la literatura de contenido “femenino”, es decir, que se centra en la experiencia de ser mujer en el mundo con todos sus matices biológicos y contextos situacionales.
Durante la Edad Media (V-XV), las mujeres tenían un acceso muy restringido a la literatura y normalmente sólo se manifestaban con relatos cortos, poemas o cartas; no escribían libros. Algunas de las escritoras más notables eran Eloísa de Paráclito, Hrotsvitha de Gandersheim, La Condesa de Día, María de Ventadorn, María de Francia o Cristina de Pisan.
En el Renacimiento (XV-XVI) y en el Barroco (XVII), aunque las mujeres lo seguían teniendo muy complicado para poder llegar a escribir literatura, hubo unas cuantas escritoras: Santa Teresa de Jesús y Sor Juana Inés de la Cruz.
El siglo XVII, comúnmente conocido como el Siglo de las Luces, proclama la razón, la experiencia y acumulación de saberes como medio para alcanzar la verdad. Pero claro, esta posibilidad de apertura al conocimiento no era igual para los dos sexos. Las escritoras más notables en este periodo fueron Madame de Staël, Mary Wollstonecraft y Josefa Amar y Borbón. Ésta última impulsó un proyecto de “mujeres escritoras” en España y se la considera uno de los ejemplos de mujer ilustrada. Mary Wollstonecraft es una de las precursoras de la filosofía feminista y la madre de Mary Shelley. Un dato curioso de Madame de Staël es que se solía vestirse de hombre para acudir a los salones literatios.
Después del siglo de las luces, comienza el Romanticismo en el siglo XIX, el movimiento que exaltaba la rebeldía y la libertad. Y aunque fuese así, este movimiento no ofrecía las mismas posibilidades de ruptura de normas en hombres y mujeres. Muchas autoras escribían bajo pseudónimos, como George Sand (Amanda Aurore Lucile Dupin) o ponían en sus obras el nombre de sus padres, como las hermanas Brontë. Las escritoras más notables fueron Jane Austen, Mary Shelley y Harriet Beecher Stowe. Mary Shelley es mundialmente conocida por su novela gótica Frankenstein, pero además fue la editora y la promotora de su marido Percy Bysshe Shelley, poeta y filósofo romántico. Harriet Beecher Stowe es conocida por sus libros, que hablan de la esclavitud racista en EEUU.
A finales del siglo XIX y durante el siglo XX se han producido numerosos movimentos litetarios (la Generación del 98, el Modernismo, Las Vanguardias, la Generacion del 27, etc.). Y las escritoras más famosas de estos siglos son Virgina Woolf, Gabriela Mistral, Gloria Fuertes y Laura Esquivel. Virgina Woolf escribió sobre la construcción social de una identidad femenina.
La imagen que han ofrecido los hombres durante todo este tiempo de las mujeres es la de la mujer objeto. Una figura en la que la mujer era un extremo u otro, era un ángel o un demonio, la madre de Dios o la tentadora y la que lleva a la perdición al hombre, en la que no ha habido mucha importancia o trasfondo; siempre se ha limitado a ser amada o amante. Pero gracias a la estrategia literaria femenina, han conseguido revisar, destruir y reconstruir la imagen de las mujeres que hemos heredado de la literatura masculina.
Bibliografía:
- «El difícil camino de la mujer por la literatura»
- «La mujer como objeto literario» de Cristina Dupláa
- «El papel de la mujer en la literatura» de Stronn Robin Bonilla Quintana.
- «La mujer en la literatura» de Ángel Kórdoba.
Collage de imágenes: M.G.C. Fuentes de las imágenes:
Autora: M.G.C.
Edición y corrección: E.R.S.
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