¡Saludos, adictos al arte!
El estreno de la semana pasada, La La Land, ha sido recibido de una manera abrumadora y el éxito ha sido, cuan menos, rotundo. Tal ha sido el impacto que el cine Kinépolis de Granada ha extendido una semana más la presencia de este filme en versión original. Y como cinéfilo de este blog, ya me he dado el gusto de pasarme a verla. Hay muchas cosas que contar de esta joya, todas de ellas sin spoilers, y las podéis ver aquí debajo. ¡Que comience la review!
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INFORMACIÓN SOBRE LA PELÍCULA:
- Título original: La La Land.
- Año: 2016.
- Duración: 127 min.
- País: Estados Unidos.
- Director: Damien Chazelle.
- Guión: Damien Chazelle.
- Música: Justin Hurwitz.
- Fotografía: Linus Sandgren.
- Reparto: Ryan Gosling, Emma Stone, John Legend, Rosemarie De Witt, J.K. Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno, Jessica Rothe, Jason Fuchs, Callie Hernandez, Trevor Lissauer, Phillip E. Walker, Hemky Madera, Kaye L. Morris.
- Productora: Summit Entertainment / Gilbert Films / Impostor Pictures / Marc Platt Productions.
- Género: Musical, Romance.
- Sinopsis: Narra una tempestuosa historia de amor que se verá obstaculizada por el afán de triunfo de los protagonistas. Mia, una aspirante a actriz que trabaja como camarera, y Sebastian, un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima amenaza con separarlos.
REVIEW (SIN SPOILER)
Un semi-musical
Desde fuera, no hace falta haber visto ni siquiera un tráiler, sino que basta con la portada para ver que se trata de una obra musical. Sin embargo, después de ver unos cuantos musicales a lo largo de nuestras vidas, hay que decirlo: hay musicales y musicales. Y con esto quiero decir que una de las cosas que se mide en este tipo de obras es el grado de musicalidad que hay en la película. Pongamos, por un lado, una película que trata sobre la música en sí, como Whiplash (del mismo director además), o School of Rock, en las cuales hay una banda sonora generosa, pero que realmente no podemos considerarla un musical al ser una obra que engloba el mundo de la música en sí; como decíamos de pequeños, eso es trampa.
Ahora, pongamos en el medio, en el 5 de una escala de 0 a 10, una película de Disney, que tendrá una media de siete canciones que además se intercalan con escenas para cambiar el formato de desarrollo del argumento (por ejemplo, la inolvidable y fantástica canción del Genio, en Aladdin). ¿Consideramos esto un musical? La cosa es que sí, pero cuando pensamos en la mayoría de estas películas, vienen a nuestra mente dos etiquetas: dibujos animados y para todos los públicos. En algunos casos, como en Mary Poppins, igual sí que imaginamos la tag de musical, pero igual porque la animación cobra menos protagonismo. Este sería el término medio.
Y finalmente, en el otro extremo, pondré un ejemplo perfecto de un 10 en cuanto a musicalidad, y estoy hablando de nada más y nada menos que Los Miserables (la versión de 2012). Admitámoslo, hablan cantando todo el rato. Aquí hay musicalidad de sobra para que se haya ganado la etiqueta.
La cuestión es: ¿dónde está La La Land en todo esto? ¿Es un musical?
La respuesta apunta a que sí, pero teniendo en cuenta todos estos aspectos que hemos mencionado, tendríamos que ponerle un 4 más o menos en musicalidad, porque hay mucha banda sonora, pero prestemos atención: Ryan Gosling interpreta a un pianista de jazz y, al igual que en Whiplash, este género abarca la mitad de la atmósfera de la película, dando lugar a muchas piezas de música puramente instrumental que, además de erizarte la piel, te transmite la pasión que tiene el director con este motif. Tiene también, por supuesto, elementos de musicales más clásicos. Hay una escena en concreto que es directamente un guiño a Cantando bajo la lluvia, pero con un toque muy personal. Antes de que os lancéis: no, La La Land no es una recopilación de guiños ni referencias. De haberlo sido, no habría ganado el Globo de Oro al Mejor Guión.
En resumen, podríamos decir que es un semi-musical, porque tiene, como mucho, cuatro o cinco canciones que se podrían considerar típicas de un musical, mientras que el resto de la banda sonora, al ser instrumental, aleja un poco del prototipo. Esto lo veo positivo, porque mucha canción es como la miel. Un poco está bien, pero mucha daña el estómago. Además, da pie a un desarrollo visual muy elaborado, que es el siguiente punto que quiero tratar.
Sinestesia en estado puro
La La Land, yendo al grano, es una preciosidad; una maravilla, una delicia audiovisual. Ya he hablado sobre la música, pero ahora quiero centrarme en la imagen, y es que Damien Chazelle tiene un don para el montaje. Si habéis visto Whiplash, (y si no, ya estáis tardando), estaréis acostumbrados a ver en planos rápidos los pequeños detalles que Chazelle siempre se esfuerza por filmar, pero ahora además se ha lucido con extensos planos-secuencia. No llega a alcanzar el nivel de duración ni complejidad de los de Alejandro G. Iñárritu (director de Birdman y también de El Renacido), pero se queda muy cerca y deja un sabor de boca tan bueno que llega a provocar pura sinestesia. Y ya no es solo por el movimiento, sino también por el color. Si veis la película, fijaos atentamente en lo que Chazelle hace con los colores, porque es alucinante. No había visto nada igual desde Ran, de Akira Kurosawa (1985), y esto le da unas cuantas vueltas.
¡Pero eso no es todo! Todo esto es a nivel realista, porque la magia y todo el simbolismo que hay entre líneas (o en este caso, entre escenas) es delicatessen. Pongo mucho esfuerzo en no hacer spoilers, y por eso os animo una vez más a ir a verla, para que así sepáis de qué hablo. Estas escenas son del tipo que no se pueden describir, pero vamos a dejarlo en que es… mágico.
Personajes
No es secreto para la mayoría de mis amigos: estoy enamorado de Emma Stone, sobre todo desde Magia a la luz de la Luna, de Woody Allen (2014), y me da una rabia tremenda que esté con Andrew Garfield (el nuevo Peter Parker de The Amazing Spiderman), pero eso es un tema aparte. Emma se ha lucido en muchos papeles en los que hace de amiga guapa pero loca en el sentido de lo que hoy llamamos weirdo (bicho raro), y lo borda. Su personaje siempre es creíble y tiene un encanto innato. Yo, sinceramente, no sé qué quiere conseguir Hollywood haciendo que cante, porque pensaba que no podía enamorarme más hasta la semana pasada. Aún sigo escuchando la banda sonora mientras escribo esto, ¡y es motivador a más no poder!
Emma Stone da vida a la protagonista, Mia, en un papel que al principio parece un cliché de Hollywood, y es la clásica idea de una chica joven que se va de casa porque quiere ser actriz y empieza siendo camarera mientras va de audición en audición, o mejor dicho, de fracaso en fracaso.
Por otra parte, Ryan Gosling interpreta a Sebastian, o Seb, el cual es un pianista que sueña con tener su propio club en el que el jazz sea la clave y la base de todo, pues tanto él como Terrence Fletcher en Whiplash son conscientes de que el jazz verdadero es una joya inimitable que está en peligro de extinción. Cada vez que Seb habla sobre la música que le apasiona tocar, podemos sentir la misma congoja que experimentamos cuando oímos a un amigo nuestro hablar de su mayor hobby. Seb siente pasión con su piano, y nosotros la sentimos incluso cuando no está tocando, lo cual dice mucho del actor. Eso sí, en expresiones faciales igual flaquea un poco.
El resto de personajes secundarios apenas tienen relevancia, tanto los padres y amigos de Mia como los compañeros de Seb. El único que igual tendría algo de importancia argumental sería Keith, un antiguo compañero de banda de Seb con el que comparte una trascendental conversación sobre la lucha entre el tradicionalismo y la innovación con respecto al jazz y de la que sale una decisión que afectará a sus convicciones. No digo más, que me acabo yendo. Lo que más me gusta de la inclusión de Keith en el argumento es el nivel de complejidad que se le da al asunto “Perseguir tus sueños vs. Ser realista”. Es uno de esos mensajeros de la verdad que estas historias necesitan.
Temas y Mensajes
Esta historia se llama La Ciudad de las Estrellas, y he desarrollado mi propia teoría de por qué la llaman así, y es porque las estrellas solo brillan cuando están en un mar de oscuridad. La portada puede dar una sensación de éxito, de un mundo en el que los sueños se hacen realidad, pero la película se centra en el camino, el arduo camino con todo el estrés que hay de por medio. La importancia de tener suerte además de talento, el valor de las oportunidades, lo que te aporta la gente que conoces mientras tanto y lo que te importa, la necesidad del arte en nuestras vidas, los sacrificios que hay que hacer a veces para ayudarte a cumplir tu sueño a largo plazo, la dificultad de elegir entre innovar y correr el riesgo de fracasar o triunfar imitando (“a Herman Melville le gusta esto”), el ser fiel a uno mismo por encima de la opinión popular (“a Ernest Heminghway le gusta esto”). En resumen, La La Land nos enseña que nada es fácil, que muchos caen por el camino y se apagan, mientras que los que brillan son unos pocos que sufren para encenderse. Algunos arden por el camino, otros parpadean y otros persiguen a otros a ver si consiguen contagiarse algo de esa brillantez. Ya la propia letra de una de las canciones lo dice: Behind these hills I’m reaching for the heights / And Chasing all the Lights that Shine…
Creo que el mensaje que más me gusta de esta película se ve en la relación entre Mia y Seb, y es que a pesar de que están profundamente enamorados el uno del otro, el director y guionista ha optado por no mostrarlo en una manera tan sexual o “pastelosa” como suelen hacer en este tipo de historias. De hecho, el aspecto que más me entusiasma es uno con el que llevo años sintiéndome identificado, y se trata del hecho de que, cuanto más apasionados son cada uno con su sueño, más sex-appeal desprenden el uno al otro. Son, en pocas palabras, una pareja que no basa su amor en mirarse a los ojos, sino en mirar los dos en la misma dirección. De hecho, el principal problema con el que tendrán que lidiar (y esto no es un spoiler, lo pone en la sinopsis) es el hecho de que a veces perseguir sus sueños va a acarrear conflictos en este otro frente.
Esta película tiene momentos agridulces, y es algo que es necesario enseñar: la vida es agridulce y no todo sale como queremos. Las elecciones que tomamos marcan el camino.
Conclusión
Esta película se ha llevado nada más ni nada menos que 7 Globos de Oro, superando el récord en Globos ganados por una sola película, tras Alguien Voló sobre el Nido del Cuco, que ganó 6.
Y CON RAZÓN.
Me ha dejado maravillado y llevo una semana intentando llevar a gente al Lado Oscuro para ir a verla otra vez a pesar de los exámenes, porque es que quiero realmente verla otra vez. Esta película ha pasado a estar en mi top 10 de todos los tiempos, y el director se ha convertido posiblemente en mi favorito. Espero que siga haciendo películas así, porque entre Whiplash y esta… Chapeau.
VALORACIÓN PERSONAL: 5/5
Fuente de la información película (ficha técnica) e imagen del cartel de la película La La Land: Filmaffinity
Tráiler: YouTube
Imagen de nuestro redactor en Kinépolis: I. M. P.
Imagen valoración personal: E.R.S.
Autor: I.M.P.
Edición: E.R.S.