En esta entrada toca detenerse a mirar de frente uno de los sucesos históricos protagonistas del período de entreguerras: la gran depresión. Y qué mejor que hacerlo de la mano del siguiente artículo, del cual os hago una extracto. Al final de esta entrada os pongo también DOS ENLACES a otros artículos, igualmente de gran interés.
“LAS DOS GRANDES CRISIS ECONÓMICAS DE ENTREGUERRAS: HIPERINFLACIÓN ALEMANA Y CRAC DEL 29”
Jesús de Blas Ortega
Durante el período de entreguerras se produjeron dos grandes crisis económicas cuyas consecuencias fueron dramáticas, tanto desde un punto de vista social, como político: la hiperinflación alemana, que se extendió durante los años 1922 y 1923, y el crac bursátil de 1929, que daría paso a la Gran Depresión de los años 30. (…)
La crisis de 1929 y la Gran Depresión de 1929-1932
A pesar de la intervención norteamericana, que había aportado liquidez y logrado convencer a los gobiernos europeos aliados, en particular al gobierno francés, de la necesidad de flexibilizar el sistema de pagos por reparaciones impuesto a Alemania en Versalles, las bases sobre las que se asentaba todo el sistema económico de entreguerras seguían siendo muy débiles, sobre todo en Europa y en particular en Alemania.
Pero, sin embargo, la segunda gran crisis de entreguerras, no iba a nacer en Europa, aunque sí iba a sufrir las dolorosas consecuencias de su impacto, sino que, en esta ocasión, la crisis iba a estallar en el centro económico, político y financiero hegemónico a nivel mundial, los EEUU.
Aunque la manifestación más impactante de la crisis fuera la brutal caída de las acciones en la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929, aquel hecho no era sino la manifestación de un mal de fondo que aquejaba a la economía productiva desde años atrás y que, poco a poco, había ido minando las bases mismas de la economía capitalista. (…).
El origen de la crisis de 1929
La expansión de las ventas a Europa durante el conflicto militar y durante los primeros años de posguerra llevó a muchos agricultores norteamericanos a endeudarse para invertir en sus granjas y mejorar su producción, adquiriendo para ello medios mecánicos (sembradoras, cosechadoras, sistemas de riego, etc.) y de transporte. La caída de las ventas agrícolas ante la irrupción de otros países emergentes con gran potencial agrícola como Brasil, Argentina, Canadá y Australia, y también el hecho de que se fuera produciendo una progresiva recuperación de la producción agraria europea, dio lugar a una sobreproducción agrícola mundial que precipitó la caída de los precios agrarios y llevó a la ruina de muchos agricultores que no podían devolver sus créditos, para los que habían hipotecados sus granjas, que eran, además, sus viviendas familiares.
La situación de sobreproducción también se dio en la industria (…). A diferencia de los granjeros, que eran economías familiares, las industrias, al empezar a percibir una caída de las ganancias (beneficios en relación con los costos de producción), retiraron inversiones y emplazaron capitales en la Bolsa, para tratar de compensar la pérdida de rentabilidad productiva, mediante ganancia especulativa en una Bolsa que no dejaba de progresar al alza.
La quiebra de los granjeros, sin poder hacer frente a los pagos de sus deudas a los bancos, tendría como consecuencia la expulsión de muchos de ellos de sus tierras (que eran también sus viviendas), incautadas por los bancos. La acumulación por parte de los bancos de un enorme stock de granjas carentes de valor real en su contabilidad los llevó a restringir los créditos bancarios (algo así como lo ocurrido más recientemente en nuestro país con las cajas de ahorro y las hipotecas).
La restricción de créditos bancarios provocó una gran falta de liquidez en el sistema. Para intentar conseguir liquidez por parte de particulares y empresas, se daban órdenes de venta en la Bolsa. Todo el mundo necesita vender y lo que se precipitó fue el crac bursátil. Muchos títulos que habían sido artificialmente inflados perdieron todo su valor y se empezaron a producir masivos cierres de empresas y un espectacular aumento del paro.
En ese cuadro general, en marzo de 1929 comienzan a producirse bruscos vaivenes en la Bolsa de Nueva York (caídas fuertes pero seguidas normalmente de recuperaciones). El lunes 24 de marzo tiene lugar una venta masiva, 8 millones de títulos, que provoca una caída de 9,5 puntos, ampliada aún más el día siguiente. Pero la intervención compradora de Mitchell, presidente del National City Bank, permite lograr la recuperación. (…) Finalmente, el 24 de octubre (el «jueves negro») la Bolsa padece varias caídas menores y después una primera gran caída del 9%; sin que, en principio, nadie la contrarreste comprando. Se desata el pánico, pero a última hora llega una entrada de entre 20 y 30 millones de dólares de los bancos, que reduce la caída total del día al 12%. Sin embargo, tras leves recuperaciones los días siguientes, el lunes 28 y, sobre todo, el 29 de octubre (el «martes negro») el índice se derrumba y las caídas persisten hasta el mes de noviembre. El Dow Jones toca fondo el 8 de julio de 1932 (…).
Además, la reacción del gobierno republicano de Hoover, siguiendo la ortodoxia liberal que se había aplicado en otras épocas, típicamente deflacionista (cuyo objetivo primordial era el control de la inflación), provocaría una mayor caída de los precios, al retirar liquidez (oferta monetaria) del sistema, lo que no hizo sino profundizar la crisis.
Ante la falta de liquidez, se iba a producir además una repatriación de capitales norteamericanos emplazados de Alemania y Austria, donde habían llegado en aplicación del Plan Dawes, lo que hizo que se extendiera inmediatamente la crisis a Europa. (…)
La Gran Depresión y la búsqueda de soluciones. El «New Deal»
En EE.UU., el giro no se produciría hasta 1933, momento en el que el nuevo presidente norteamericano, ahora del Partido Demócrata, Roosevelt, puso en marcha el New Deal («Nuevo Contrato»), (…) Las medidas adoptadas por Roosevelt no se iban a limitar al desarrollo de una política monetaria menos restrictiva, sino que van a intervenir directamente sobre los procesos productivos para favorecer su recuperación. Vamos a enumerar las medidas de mayor alcance:
- Para mejorar el poder adquisitivo de los agricultores, se iban a otorgar ayudas crediticias y se instituiría un banco regulador de los precios agrarios.
- Para mejorar también el poder adquisitivo de los obreros industriales, se iba a reconocer legalmente la negociación colectiva y la institución de convenios colectivos, dando un importante protagonismo a los sindicatos, que tendría como efecto la mejora de los salarios. Además, se establecían las vacaciones pagadas y un sistema de protección social para los desempleados (subsidio de paro).
- Para impulsar la producción industrial y generar empleo, se acometería un plan de inversiones públicas en infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, puertos, hospitales, escuelas, etc.) mediante contratos públicos con las empresas privadas, que de esta manera encontrarían un estímulo para la actividad, garantizada además por el desembolso del Estado.
- Evidentemente, también se pondrían en marcha diferentes medidas de carácter monetario y financiero. Así, para favorecer las exportaciones, se devaluó el dólar y se abandonó (abril de 1933) el patrón-oro. Y para garantizar la vigilancia de las prácticas bancarias por parte de la Reserva Federal (equivalente al Banco Central de otros países) se reformaría el sistema bancario, separando los bancos de depósitos, de los de inversión.
La recuperación fue lenta y dificultosa. De hecho, la salida efectiva de la crisis de 1929, no se produjo hasta el relanzamiento de la economía de armamento que precedió a la II Guerra Mundial. Con este paquete de medidas que ponían un cierto límite a la acumulación capitalista salvaje, Roosevelt pretendía evitar un estallido social que podía haber sido inminente, (…).
La extensión de la crisis a Europa y al resto del mundo
La crisis de 1929 supuso un duro golpe también para la recuperación europea:
En Alemania la repatriación de capitales americanos produjo una situación de total falta de liquidez que frenó de golpe el proceso de recuperación iniciado en la segunda mitad de la década, provocando un importante aumento del paro y de la conflictividad social. (…).
(…), una de las consecuencias de la crisis de 1929 iba a ser el abandono del patrón cambios-oro tan sólo unos pocos años después de haberse acordado en la Conferencia de Génova de 1922. Reino Unido trató de enfrentar la crisis aplicando una política comercial fuertemente proteccionista para su área colonial (Commonwealth), reservándose ese espacio comercial frente a las otras potencias industriales. En Francia, el impacto de la crisis fue algo menor que en Alemania y Reino Unido. (…).
Pero las consecuencias de la crisis no sólo iban a extenderse a Europa. Una de las medidas adoptadas por el presidente Roosevelt, como fue la devaluación del dólar para favorecer las exportaciones norteamericanas, iba a tener como contrapartida la caída de las importaciones procedentes de América Latina, que también verían limitado el acceso a los mercados europeos, tanto por la caída de la demanda, como por la orientación proteccionista que se impuso en las potencias industriales. Así pues, la crisis de 1929 iba a irradiar desde EEUU al resto del mundo. (…)
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Como complemento de este texto, os invito a leer también:
– “1929: el mayor apocalipsis financiero”
– “El Crack del 29: cómo ocurrió la peor crisis en la historia de Wall Street hace 90 años”
https://www.bbc.com/mundo/noticias-50189619