La generación de basuras es un problema mundial, no sólo por su crecimiento espectacular sino también porque suelen provocar un impacto negativo que dura mucho tiempo. Por ejemplo, el contenido de una botella de plástico puede consumirse en pocos minutos; sin embargo, la botella vacía tardaría unos 500 años aproximadamente en desaparecer por sí misma, con el riesgo de que acabe contaminando mares o quemándose en forma descontrolada. No hay previsión de que las basuras vayan a disminuir, la combinación de mayor población y consumo suele venir con más basuras que provocan la destrucción de paisajes, contaminación del agua y alimentos, emisiones … Entonces, es importante conocer cuáles son las formas más efectivas para gestionar las basuras. El tema es especialmente urgente teniendo en cuenta la gran cantidad de errores y malentendidos al respecto. Este artículo recoge una comparación general sobre los dos procedimientos principales para la gestión de residuos, centrándonos especialmente en los envases y tratando de aportar algunos ejemplos y recomendaciones útiles.
En general, los países más avanzados suelen considerar dos sistemas para gestionar sus residuos: 1) los «sistemas integrados de gestión de residuos» (SIG), que ahora comienzan a denominarse «sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor» (SCRAP); 2) los «sistemas de depósito, devolución y retorno» (SDDR). Muchos países cuentan con los dos sistemas simultáneamente, pero uno de ellos suele ser mayoritario.
1. El sistema integrado de gestión de residuos (SIG)
Consiste en que las empresas envasadoras tienen la obligación de pagar una cuota por cada envase a una organización que impulsa la recogida selectiva y reciclaje en general. El envasador considera esa cuota por gestión una parte de sus costes y los carga al precio final del producto que incluiría: a) coste del producto, b) coste del envase, c) cuota de gestión por envase y d) margen de beneficio. El consumidor final paga todo al comprar el producto y se hace dueño del envase. Cuando usa su contenido se le invita a que colabore entregando el envase en los puntos centralizados habilitados, pero no tiene posibilidad de recuperar ninguno de los costes. La organización que recibe la cuota se denomina «sistema integrado de gestión» (SIG) y colabora financieramente con ayuntamientos para instalar los contenedores diferenciados para basuras, con las empresas de recogida para que se transporten de forma independiente y con los procesadores de la basura para tratar de recuperar una parte de la misma.
Uno de los puntos más visibles de los SIG es la aparición de un logotipo en los envases que significa que el envasador pagó su cuota de gestión al correspondiente SIG. El denominado «Punto Verde» es uno de los logotipos más usados en el mundo para eso y consiste en dos flechas ligadas dentro de un círculo, pudiendo aparecer en distintos colores. Por su diseño, es frecuente que los consumidores confundan su significado y piensen que se trata de un indicativo de que el envase es reciclado o reciclable. El Punto Verde es distinto a las «etiquetas ecológicas» que significan alguna característica medioambiental especial de producto o envase; en este caso, simplemente garantiza el cumplimiento de un mínimo legal obligatorio.
Ejemplos: En Europa este es el sistema mayoritario en países como España o Bélgica.
2. El sistema de «depósito, devolución y retorno» (SDDR)
El envasador paga una cuota por sus envases a un operador del sistema que actuará como intermediario. El punto de venta compra los productos pagando el precio que incluye la cuota y los vende a sus clientes, pero se obliga a devolver el dinero de la cuota a los consumidores que devuelvan el envase vacío tras su uso. A su vez el operador del sistema devuelve a los puntos de venta el dinero que hayan devuelto al consumidor. Como algunos envases pueden no volver al sistema, el operador del sistema puede tener un pequeño excedente que usa para su obligación de asegurarse del correcto tratamiento de los envases recogidos. Es importante considerar que la venta de los envases vacíos y clasificados genera ingresos que pueden pasar al punto de venta o al operador según se organice en cada país. Adicionalmente, estos sistemas suelen permitir una mayor presencia de envases reutilizables, pudiendo así el punto de venta devolver el coste del envase al consumidor una vez lo devuelve y obtener igualmente la devolución del envasador que podrá volver a usarlo.
En Europa, este sistema es el mayoritario en países como Alemania o Austria.
3. Las ventajas e inconvenientes de cada sistema.
- En lo que se refiere a los SIG, las ventajas principales son el unificar la recogida de todos los residuos bajo un sistema común y, por tanto, el coste total del sistema resulta más bajo y la organización más simple. Los inconvenientes derivan de que el sistema funciona de forma menos eficaz, puesto que no incentiva económicamente la correcta recuperación ni el tratamiento de esos envases. ** Las organizaciones gestoras de los SIG han sido las voces que con más fuerza se han manifestado a favor de los mismos (y contra un aumento de SDDRs). Adicionalmente, las empresas de distribución y de alimentación también se han mostrado mayoritariamente a favor de los SIG.
- En lo que se refiere a los SDDR, las ventajas principales son incrementar el porcentaje de residuos que se devuelven al sistema puesto que los consumidores tienen un incentivo económico para la devolución. Los inconvenientes son que resulta difícil que todos los residuos puedan entrar en el mismo y, por tanto, algún SIG puede seguir siendo necesario, pero asumiendo costes superiores para su funcionamiento que cuando todos los residuos participan. ** Las asociaciones de consumidores y los grupos ecologistas se han mostrado mayoritariamente a favor de los SDDR. Es interesante que las empresas de alimentación y de distribución de los países en los que funcionan los SDDR son portavoces destacados de sus ventajas, mientras que se oponen en los países donde no existen.
4. Conclusión final,
- Cualquier sistema de gestión debería primar, por este orden: 1) la no generación de basura, incluyendo todos los costes sociales y medioambientales en la «cuota de gestión» para garantizar recursos para su funcionamiento (y no un mero valor simbólico para mantenimiento del sistema); 2) la reutilización de los residuos cuando sea posible (ej. botellas), garantizando que cuando el consumidor compre un producto no esté obligado a pagar el envase y reduciendo de forma sustancial la cuota de gestión de los envases reutilizables; 3) el reciclaje efectivo, cuando las opciones anteriores no sean factibles y garantizando no sólo la recogida selectiva, sino también, y sobre todo, el correcto tratamiento posterior.
Con respecto a la comparación de los sistemas específicos, desde el punto de vista de la racionalidad económica, es imposible que un sistema de gestión integrada pueda ofrecer mejores incentivos que uno de deposito para incrementar el volumen de basura reciclada y su tratamiento posterior. El SIG se basa en exclusiva en la colaboración voluntaria por concienciación del consumidor final, mientras que el SDDR puede complementar esa concienciación con gratificaciones económicas. De hecho, los sistemas de retorno consiguen unos niveles de devolución de residuos muy superiores y los datos oficiales más recientes de la Unión Europea muestran con claridad que los países con mayores niveles de reciclaje son precisamente los que utilizan sistemas de devolución. Además, la recuperación posterior también mejora gracias a que los envases llegan en mejores condiciones y mejor clasificados, lo que permite reducir los costes superiores de su puesta en marcha y el apoyo a los puntos de venta en las inversiones iniciales. Finalmente, los sistemas de devolución permiten aplicar a cada envase un coste de gestión más preciso en función de su impacto medioambiental que podría incentivar el desarrollo del envase reutilizable (que es mucho más favorable desde el punto de vista ambiental) y ayudan a visibilizar los costes y una mejor concienciación de la población. Con todo, es importante reconocer que los sistemas SIG pueden seguir siendo necesarios de forma complementaria para envases que no puedan integrarse fácilmente en sistemas de depósito.
Por tanto, y como conclusión, no se trata de seleccionar uno u otro sistema, sino de establecer cuál es el adecuado equilibrio entre ambos, puesto que cierta convivencia entre sistemas integrados y sistemas de devolución será siempre necesaria y útil. En cualquier caso, es muy importante, establecer los ajustes apropiados en cada sistema para que realmente ayuden primero a prevenir la generación de basuras o, en su defecto, a reutilizar envases y embalajes, manteniendo la orientación al reciclaje como complementaria. Eso se puede hacer con herramientas económicas que consideren «externalidades». Es posible y necesario. Finalmente, el reciclaje debe ser integral y no centrado exclusivamente en una recogida diferenciada.
Pero, entonces … ¿por qué se mantienen los sistemas integrados de gestión como opción ampliamente mayoritaria en muchos países? y ¿por qué los defensores del sistema de retorno no suelen considerar los detalles claves sobre su implantación y convivencia con otros sistemas? ¡Puedes dejarnos tus comentarios sobre este tema! Estaremos encantados de recibir tus puntos de vista y compartirlos.
Referencias complementarias (por si quieres saber más):
**** Para más información sobre las ventajas de los SDDR puede verse la información ofrecida por la asociación ecologista Greenpeace que es una de las más activas en la defensa de los sistemas de depósito, a la par que crítica con el reciclaje:
- https://es.greenpeace.org/es/wp-content/uploads/sites/3/2019/03/reciclar_no_es_suficiente.pdf
- Si te apetece ver un vídeo muy favorable a los sistemas SDDR puedes encontrarlo aquí. Lo ha hecho un partido político verde para intentar justificar la posible puesta en marcha de una iniciativa de ese tipo en una región. Hay algunas cosas interesantes y otras discutibles, a ver qué te parece y, si quieres, nos dejas los comentarios en el blog … 🙂
**** Dos grandes SIGs coordinan la mayor parte de la gestión de envases en España: Ecovidrio (se encarga de residuos de vidrio, contenedor verde en España) y Ecoembes (se encarga de envases en general, contenedor amarillo, y de papel y cartón, contenedor azul). Para más información sobre el funcionamiento de SIG y la defensa de sus ventajas, pueden verse las páginas de estos dos SIG que están entre los más grandes de Europa por volumen de operaciones:
- https://ecoembesdudasreciclaje.es/
- https://www.ecovidrio.es/Inicio
- Si te apetece ver un vídeo muy favorable a estos sistemas SIG, puedes encontrarlo aquí. Lo ha hecho la denominada «Plataforma Envase y Sociedad» que está constituida y financiada por muchas asociaciones de fabricantes de envases, incluyendo la asociación de fabricantes de plásticos, la asociación de fabricantes de vidrio, o la asociación de fabricantes de envases plásticos, entre otros. Hay algunas cosas interesantes y otras discutibles, a ver qué te parece y, si quieres, nos dejas los comentarios en el blog … 🙂
Imágenes:
Imagen de los contenedores con «grafitis»: Christels en Pixabay. https://pixabay.com/es/users/christels-3741991/
Luz dice
Hola buenos días, lo que no encuentro es que se hace en la situación donde el producto es envasado fuera de España y el comprador en España es el encargado de la importación. Se paga y factura al exterior.
El comprador/importador es el responsable de agregar el % del punto verde al costo?
El comprador/Importador tiene que pegarle el sticker de punto verde? o no es obligatorio
saludos!
Morena Clara dice
Hola Luz, es una muy buena pregunta. Si un importador compra un producto envasado fuera de España y desea comercializarlo en España, debe cumplir con las regulaciones españolas en cuanto a la gestión de envases. Cada país en el mundo tiene su propia regulación, pero en general el que pone el envase en circulación en un país debe asegurarse de cumplir la regulación de envases de ese país (aunque hay ciertas normas comunes para algunas zonas, por ejemplo Unión Europea, para facilitar el libre mercado).
El punto verde se gestiona en España por Ecoembes para envases domésticos ligeros. Si el importador del producto envasado en el extranjero no es un socio de Ecoembes, no estaría obligado a poner la marca del punto verde en el envase; sin embargo, el importador aún estaría obligado a cumplir con las regulaciones españolas basadas en un sistema SIG y, por tanto, a asegurarse de que el envase se gestione adecuadamente una vez que se haya utilizado. En envases reutilizables o en envases al por mayor, una organización podría hacerse cargo de esas obligaciones para sus envases; sin embargo, en la práctica asegurarse de la gestión de los envases propios es difícil para la mayoría de los envases, por eso las empresas en un país SIG se apuntan a un sistema colectivo como el de Ecoembes.
Mi sugerencia es que consultes con Ecoembes las posibilidades concretas que para tu caso particular puedan existir, dependiendo de tu tipo de productos y país de origen. Espero que sea útil.