Por Elena María Ruiz Escolano. Alumna del Máster.

La migraña es un trastorno crónico, muy prevalente, multidimensional y complejo, influenciado por factores genéticos y ambientales, entre los que se encuentra la dieta. La dieta puede desempeñar un papel en la prevención, el desencadenamiento y el alivio de las migrañas. Hay una clara relación entre determinados componentes de la dieta, estilos de vida y la migraña.

Ya que las migrañas pueden ser tan debilitantes, es beneficioso identificar y evitar los posibles desencadenantes. Para algunas personas, los desencadenantes de la migraña pueden incluir alimentos o tipos de alimentos específicos. Si bien no existe una “dieta para las migrañas” definitiva, las personas pueden reducir sus migrañas controlando lo que comen. En los casos que involucran la dieta, se pueden evitar los alimentos que se sabe que desencadenan dolores de cabeza para ayudar a controlar el dolor y reducir la frecuencia, duración y/ o intensidad de las migrañas.

Según la Asociación de Trastornos de la Migraña (Association of Migraine Disorders), menos del 30% de los que padecen migrañas han identificado desencadenantes relacionados con los alimentos. A pesar de esto, muchas personas intentan llevar un diario de alimentos o hacer dietas de eliminación en un intento por identificar los posibles desencadenantes. Un enfoque nutritivo de la dieta también puede ayudar a mantener un peso saludable. Según la American Migraine Foundation, el sobrepeso puede aumentar la probabilidad de tener migraña o empeorar sus síntomas. Llevar una dieta saludable puede ayudar a prevenir las migrañas. Una dieta saludable debe consistir en alimentos frescos, como frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras.

Los nutrientes con un papel más relevante en la generación de la migraña son vitaminas como la vitamina D, la cual afecta tanto por déficit como por exceso; la vitamina B12 y folatos por déficit. Son determinantes también minerales: por exceso como cadmio, hierro, manganeso y plomo; carencia de cobre, zinc y magnesio. El efecto de la grasa en la migraña recae en el tipo y calidad de la grasa, no en la cantidad. Sin embargo, las grasas tienen todavía un papel indeterminado en la patogénesis de la migraña.

Algunos alimentos que comúnmente desencadenan migrañas son:
– Quesos que son añejados o madurados (como el queso Rockefort, Cheddar, Gouda, Brie, Parmesano, Romano y Gruyere).
– Alcohol, especialmente cerveza y vino tinto.
– Chocolate, la cocoa y el algarrobo.
– Productos de la leche – crema, yogurt, pastel de queso, nata.
– Comida asiática como miso, tempeh, y alimentos preparados con salsa de soya o Glutamato Monosódico (MSG).
– Carnes ahumadas, procesadas o curadas (como salchichas, tocino, salchichón, bologna, salami y jamón).
– Alimentos en salmuera (como pepinillos, sauerkraut, arenques y aceitunas).
– Pescados ahumados.
– Nueces y mantequilla de cacahuate.
– Los alimentos preparados con levadura (donas de levadura, pasteles y pan).
– Conservantes de alimentos, como nitratos, nitritos, glutamato monosódico, aspartamo y edulcorantes artificiales.
– Ciertas frutas (Frutas cítricas, plátanos, piña, aguacates, higos).
– Cafeína en café, té o refrescos de cola.

Otros desencadenantes identificados de las migrañas son:
– No comer nada en absoluto también puede llevar a una mayor incidencia de migrañas. Para algunas personas, el hambre prolongada, y no comer lo suficiente, son desencadenantes conocidos del dolor de cabeza. Esto puede deberse a un vínculo entre los niveles bajos de azúcar en sangre y el empeoramiento de las migrañas. Comer varias comidas pequeñas durante el día también puede ayudar a mantener constantes los niveles de azúcar en sangre y prevenir el hambre, que puede desencadenar migrañas en algunas personas.
– Cambios en el medio ambiente. Los cambios en la presión atmosférica, la temporada e incluso las tormentas pueden desencadenar migrañas.
– Hormonas. Los cambios en los niveles hormonales que ocurren debido al ciclo menstrual pueden desencadenar migrañas, al igual que algunos cambios hormonales durante el embarazo.
– Estimulación sensorial. Las luces brillantes, ciertos olores, el humo y los ruidos excesivos y repetitivos pueden desencadenar migrañas en algunas personas.
– Estrés. El estrés, el ejercicio intenso, las enfermedades o los hábitos de sueño inusuales pueden desencadenar migrañas.
A veces, una combinación de factores desencadenantes puede provocar la migraña.

Bibliografia:

– Virgilio Hernando-Requejo et al. Impacto de la nutrición en el origen, prevención y control de diversas enfermedades. Factores nutricionales asociados a la migraña. Nutr.Hosp vol 39 spe 3, Madrid 2022.
– Gazerani P. et al. Migraine and Diet Nutrients 2020;12(6): 1658.
– Martin VT et al: Diet and Headache 2016; 56(9): 1553-62.
– Razeghi Jahroni S et al. Advanced Studies of the European Headache Federation. Association of diet and headache. J Headache Pain 2019; 20(1): 106.

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