Por Victoria De León. Alumna del Máster.

La anemia es un problema de salud que afecta a un tercio de personas en todo el mundo y puede provocar graves consecuencias como enfermedades y muertes, disminución de la productividad y problemas neurológicos. Es fundamental entender las diferentes causas de la anemia para desarrollar estrategias eficaces que las aborden y monitorear los programas de prevención y tratamiento.

La anemia se produce cuando la producción de glóbulos rojos saludables en la sangre es inferior a lo normal, lo que puede provocar una deficiencia de oxígeno en el cuerpo. Los síntomas de la anemia incluyen fatiga, debilidad, dificultad para respirar, mareos, dolores de cabeza y palpitaciones irregulares del corazón.

La anemia ferropénica es la forma más común y tratable de anemia en todo el mundo, y su tratamiento requiere un conocimiento detallado de las múltiples causas que pueden provocar una deficiencia de hierro, como el embarazo, las pérdidas de sangre, las enfermedades renales, entre otras. Aunque los síntomas pueden ser vagos, la anemia ferropénica se ha relacionado con resultados clínicos negativos en muchas enfermedades, y se necesita una mayor conciencia para su detección y tratamiento temprano. La causa de la anemia puede ser variada y se relaciona con factores que disminuyen la absorción o aumentan la demanda y la pérdida de hierro, y a menudo hay varias causas presentes en un solo paciente.

Actualmente, se está produciendo un cambio en el tratamiento de muchas causas de la anemia ferropénica, y se está utilizando cada vez más el hierro intravenoso debido a su eficacia y a la disminución de los efectos adversos. Hay suplementos orales e intravenosos de hierro disponibles, y la elección del tratamiento dependerá de la situación del paciente y la enfermedad subyacente. El diagnóstico es simple y se puede hacer midiendo los niveles de hemoglobina y ferritina sérica, pero en ciertas enfermedades inflamatorias crónicas, el diagnóstico puede ser más complicado y requerir criterios adicionales.

Como en cualquier otra enfermedad, es recomendable tener chequeos periódicamente con el médico ya que se puede detectar en las primeras etapas lo que a menudo facilitaría su tratamiento y por supuesto llevar un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada y nutritiva y realizar actividad física.

Bibliografía:

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