Durante la campaña de 2023 se ha procedido a la ampliación del Sondeo 7 (zona C), por sus lados este, oeste y sur, con el objetivo de ir descubriendo una mayor extensión del edificio monumental, de época tardía (mediados del siglo V a mediados del siglo VI) que se venía excavando desde el año 2021, y que, de ese modo, permitiese proponer una funcionalidad al mismo, que hasta ese momento desconocíamos.
Las estructuras exhumadas durante este verano ofrecen una construcción de mayores dimensiones a las estimadas inicialmente, parangonable con la pars urbana de los siglos IV-V, y con un carácter monumental más acentuado, que se podría calificar de verdadera arquitectura de prestigio. Es decir, parece configurarse un edificio de notables dimensiones, con un diseño que pretende demostrar al visitante que el propietario de la villa sigue siendo un personaje de elevado nivel social y económico, pero no a través del lujo y el ornato de la decoración interior de la villa, sino a partir de una arquitectura rotunda y destacada.
El porqué del abandono de la pars urbana precedente, que queda relegada como espacio de reocupación para las familias campesinas que siguen trabajando el fundus salareño, y que servirá como “cantera” para la construcción de este nuevo edificio (hemos constatado la existencia en este de sillares, fustes de columna, capiteles y, muy probablemente, esculturas procedentes de aquella), debemos encontrarlo en la evolución cultural que sufre el mediterráneo en estos momentos, con el triunfo del Cristianismo y su instauración como religión única. Si bien en la pars urbana de los siglos IV-V ya habíamos visto algunos elementos que indicaban la cristianización de la familia propietaria, con ciertas reformas acaecidas en los mosaicos de cacería y ambiente marino, fechadas en la primera mitad del siglo V, el siguiente paso en esa transformación en la mentalidad religiosa es el abandono de aquella vivienda, muy asociada a la cultura tradicional romana pagana, y la construcción de una nueva, con unas necesidades y condicionantes diferentes, menos ostentosa y más austera en lo decorativo, pero contundente en lo arquitectónico. Es decir, más cercana a la humildad que preconizan las enseñanzas de Jesús, y a la recomendación de renunciar a sus riquezas y bienes en favor de la caridad y las fundaciones pías (iglesias, monasterios, y otras instituciones benéficas –hospitales, hospederías, orfelinatos, etc.-, llamadas genericamente causae pieae).
Asimismo, se propone que este edificio, a partir de su particular concepción arquitectónica, con amplios pasillos, a los que se abren estancias absidadas, y con una fachada monumental en la que destaca una torre (no defensiva, sino símbolo de prestigio) en su sector central, debió tener no solo una función residencial, probablemente en torno al patio peristilado documentado, con elegantes columnas con capiteles compuestos de los siglos V-VI (y el cual quizás tenga otro patio simétrico al otro lado de la galería N-S), sino también pública. Es decir, se trataría de un edificio monumental que también tendría funciones civiles, en un momento de desestructuración del Estado romano, en el cual serán las aristocracias locales las que asuman, tanto en las ciudades como en el ámbito rural, las funciones de gobierno desatendidas por el Estado central (y que, por ejemplo, convertirá a las ciudades de la Bética occidental en territorios independientes hasta finales del siglo VI). Y en el caso de Salar, el dominus asumirá dichas competencias, de gobierno, pero incluso también jurídicas, en el ámbito de su fundus, del territorio de su propiedad, al modo, salvando las distancias, de un “protoseñor” feudal.
Por tanto, en el caso de la Villa Romana de Salar, este edificio sería la expresión material de las importantes transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas que sufre el Occidente europeo entre los siglos IV y VII, y que configuran el territorio de Salar como un espacio fundamental para el reconocimiento histórico de este periodo de la Tardía Antigüedad en la Bética oriental.