El proyecto de recuperación del último tramo de la acequia de Aynadamar, abandonado desde los años 80, se ha realizado dentro del marco del proyecto de recuperación del patrimonio histórico y cultural del actual Campus de Cartuja. El agua de Aynadamar abastecía a lugares tan emblemáticos de la Universidad de Granada como el Campus de Cartuja (conocido precisamente como pago de Aynadamar o de Dynamar), el Hospital Real, el Carmen de la Victoria y, posiblemente, el jardín Botánico. Con el fin de regar los jardines del Campus de Cartuja con agua procedente de Fuente Grande (Alfacar), a través del almacenamiento del agua en el Albercón del Moro, también recuperado recientemente.
La figura jurídica de protección de patrimonio histórico español a la que está sujeta la acequia de Aynadamar (tramo de Alfacar y Víznar) es Zona Arqueológica. Por la ley 1/91 de 3 de julio de Patrimonio Histórico de Andalucía la “Acequia de Aynadamar” se incluye en el Catálogo General de la Zona Arqueológica. Se incluye en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz de acuerdo con lo establecido en el artículo 8.3. de la ley 1/91. Fue publicado en el BOJA nº 109 27/10/1992.
La Acequia de Aynadamar nace en Fuente Grande también conocida como Fuente de las Lágrimas, ubicada en el T.M. de Alfacar. De hecho, el nombre Aynadamar significa literalmente eso en árabe. Con una longitud de 13 km y unas 422 hectáreas de riego, recorre, en la actualidad, los municipios de Alfacar, Víznar hasta el actual barrio de El Fargue (zona donde se ha realizado una parte de la recuperación). Regaba espacio como la abadía del Sacromonte, los pagos de Aynadamar (actual Campus de Cartuja), Manflor, el barrio del Albayzín, el pago de Almanjáyar, incluso llegando a abastecer con derrames casas de la calle Elvira. Esta canalización, ha conformado a lo largo de más de diez siglos uno de los ejes vertebradores de la ordenación del territorio granadino. Su canalización y cauce, afectaba sobre todo, a la localidad de Víznar y a la ciudad de Granada, en concreto a la Alcazaba Qadima (actual barrio del Albaycín) y sus aljibe, pues el municipio de Alfacar no tenía derecho a su aprovechamiento (López, 2010: 29).
Los resultados y beneficios de la rehabilitación de la acequia de Aynadamar han sido múltiples. El más obvio y notable ha sido la recuperación de un tramo de acequia que tiene una evidente significación histórica y cultural para Granada. La acequia de Aynadamar era la principal abastecedora de agua de la ciudad desde su fundación en época medieval. Generó, además, importantes espacios de cultivo histórico ligados en muchos casos a residencias e infraestructuras de gran valor patrimonial, sobre todo en el entorno del Cercado Alto de Cartuja, donde se encuentra el actual campus. Esta restauración tendrá un importantísimo impacto a nivel cultural y social en la ciudad, ya que se trata de uno de sus elementos identitarios principales, ligado a los usos del agua y a las infraestructuras que tan importantes han sido para el abastecimiento, pero también en el imaginario y la identidad de Granada.
Desde el punto de vista ambiental, la primera consecuencia es la posibilidad de dejar de utilizar (o empezar a dejar de utilizar) aguas potables para el riego de las zonas ajardinadas del Campus de Cartuja. Al mismo tiempo, la puesta en marcha del tramo de acequia supondría la recuperación no sólo en términos agrarios, sino sobre todo ambientales, de la ladera situada en el margen derecho del río Beiro y el espacio inmediatamente colindante al campus. Se trata de un espacio en buena medida abandonado, que se ha mantenido con vegetación fundamentalmente por su orientación a la umbría, pero que en junio de 2017 sufrió un incendio que ha arrasado una buena parte de su superficie. La acequia supondrá un importante impulso para su regeneración, especialmente en los bordes, donde en poco tiempo deberían empezar a sentirse los efectos positivos del paso del agua.
La recuperación, no sólo de la acequia, sino la recuperación de este espacio, entendido como un paisaje de enormes valores ambientales, culturales e históricos hace que se genere un sentimiento de protección hacia este lugar, que hasta el momento había sido despreciado.