La alcazaba accitana supone casi el epicentro de la urbe, erigiéndose como un punto fundamental dentro de la evolución histórica de la ciudad y su territorio en época medieval.
La intervención respondía al proyecto de restauración del recinto inferior de la alcazaba y la adecuación de accesos y apertura de la puerta Este. Dicho proyecto fue financiado con cargo al Programa 1,5% Cultural, del
Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. El proyecto arquitectónico corrió a cargo de Isabel Bestué Cardiel. El trabajo se desarrolló entre junio de 2019 y febrero de 2021, bajo la dirección de Rocco Corselli y, posteriormente, Pablo Romero Pellitero.
La alcazaba de Guadix, con una superficie de 11.335 m2, se divide en tres partes: recinto superior, inferior y barbacana.
El recinto inferior, objeto de esta intervención con un total de siete sondeos arqueológicos, ha sido considerado tradicionalmente como de época zirí, siendo efectivamente bastante unitaria su fábrica (tapial de calicanto). Sin embargo, en esta actuación se ha puesto de manifiesto la importancia de las reformas de las etapas al almorávide, almohade y nazarí, en especial en todo el lienzo oeste, donde una potente barbacana refuerza la muralla zirí, continuando la del recinto superior; también en el acceso noreste, donde la puerta sufrió sucesivas remodelaciones y ampliaciones a partir de la originaria puerta zirí, aumentando el número de recodos para hacer complejizar el acceso.
Llama la atención, como novedad, la persistencia de algunas estructuras de época romana que quedan embutidas dentro de las fábricas ziríes en la puerta de la medina. También la constatación de la existencia de torres ya desaparecidas por completo en la calle Amezcua. Ha resultado particularmente interesante documentar los refuerzos de época almohade-nazarí tanto en la falsabraga o doble muralla de la calle San Miguel como en la puerta de la medina, que ha resultado ser una estructura enormemente compleja y elaborada desde el punto de vista poliorcético.