La Cueva de la Arena de Castril se ubica a las afueras de la localidad homónima, enmarcada sobre un conjunto de tajos de roca caliza que dominan la pedanía de la Solana, al sur del Cerro de la Virgen, a 1102 metros de altura. Se trata de una de las canteras más importantes para la fabricación de vidrio de toda Andalucía. Excavada en la base de un nivel de brechas calcáreas y calizas bioclásticas del Serravalliense-Tortoniense, donde aparece un importante estrato de calcarenitas con laminación paralela que han sido explotadas desde finales de la Edad Media.
La excavación arqueológica de la cantera tuvo como objetivo
principal identificar las labores de extracción de la arena dentro de un marco cronológico y estratigráfico. Se llevaron a cabo dos sondeos: uno en el fondo de la cantera y otro en la zona de lo que fue el abrigo, hoy en día sepultado por el derrumbe del tajo. A partir de ello se pudo deducir la existencia de un registro arqueológico escaso pero representado en dos fases: una primera, ubicada en la parte más exterior del abrigo, donde se aprecian materiales arqueológicos de los siglos XVI y XVII, y otra posterior en las profundidades de la cantera, perteneciente al siglo XVIII.
La labor de extracción se intensificó entre los siglos XVI y XIX, teniendo su principal pico de actividad en el siglo XVIII, momento en el cual se abre la última y mayor sala de la cantera. En el siglo XIX la industria del vidrio de Castril experimenta un fuerte retroceso que se ve reflejado en la cantera: se pasa de una actividad industrial a una explotación mucho más modesta llevada a cabo por particulares y pequeños artesanos que continuaron fabricando vidrio. De esta forma se pone fin a una extracción que se había iniciado en el siglo XV, y que se manifestó en una cantera de amplias dimensiones en la que aún pueden observarse las marcas de cantería dejadas por los mineros de la arena.