La I.A.P. mediante sondeos en el paraje de Fuente Santa de Loja ha permitido arrojar datos históricos de cara a la redacción de su proyecto de conservación y restauración. Los objetivos de la intervención fueron:
- Documentar el proceso de construcción de Fuente Santa ante la inexistencia de estudios arqueológicos de esta naturaleza.
- Identificar el sistema de circulación de agua del complejo
- Conocer el estado de la cimentación del frontis manierista y de los baños anexos, así como localizar el posible suelo original perimetral de la fuente por dicha parte trasera.
- Valorar el potencial arqueológico ante el registro superficial de cerámica romana.
- Conocer la secuencia estratigráfica del yacimiento.
Se han constatado un total de siete fases históricas. Todas ellas ponen de relieve el constante cambio de funcionalidad y de propiedad del monumento. Se ha podido identificar parcialmente los sistemas de circulación de las aguas desde el s. XVIII hasta la actualidad. Los destrozos ocasionados en las últimas décadas han impedido conocer al detalle todas las características por lo que en muchas ocasiones se han planteado hipótesis.
La primera fase hace referencia a la primera monumentalización de Fuente Santa en el año 1577. Aluden al frontis manierista que corona el complejo. Contiene una espadaña con la heráldica monárquica de Felipe II así como dos tondos con las siguientes inscripciones: Loxa / mand(o) hacer / esta obra / en el año d(e) / 1577 y sien(d)o / corre(gidor) / licenciado / Vernvy. A su vez, en el sondeo 12.000 se constató la cimentación de dicho frontis. Esta realizó un corte a modo de fosa en el nivel arcilloso del terreno para incorporar unos mampuestos de gran tamaño trabados con mortero de cal. Su estado de conservación deja que desear y el agua aflora bajo la misma.
La segunda fase es la más importante y notoria. Responde al reacondicionamiento que realizó el arquitecto Francisco de Quintillán entre 1788 y 1789 para instalar dos balnearios anexos a la piscina-central. Hemos de decir que en esta nueva obra se reutilizaron algunos bloques de piedra pertenecientes a la primera fase. Las estancias que comentamos, el balneario de la izquierda se caracteriza por unas estructuras realizadas en mampostería no concertadas trabadas con mortero de cal y enlucidas con mortero de tierra. Todas ellas experimentan un realce para instalar una techumbre que hemos asociado a la ampliación no prevista en el proyecto original que realizan los albañiles Francisco Martínez Moreno y Antonio Martínez Valverde. Sus vanos están realizados con sillares que sufren enfoscados en las juntas. A su vez las piscinas también contienen en sus paredes unos sillares sobre mamposterías que dejan huecos en los ejes centrales de cada estructura para la instalación de unos peldaños a modo de escalera. Observamos los restos de un atanor cuya funcionalidad era suministrar agua desde la piscina central. A su vez, la UE 151 tenía la función de desaguar al complejo. Esta pieza ha sido crucial para entender lo que sería el primigenio sistema hidráulico de la fuente.
Desde la piscina central, cargada de agua gracias a la surgencia natural, se proporcionaba agua a izquierda y derecha mediante una serie de canalizaciones. Debemos descartar la opción de que el suministro de agua de ambos balnearios se realizará bajo el esquema interior-exterior-interior; pasando de la piscina-manantial al exterior por la pila-abrevadero y, finalmente, se introdujera a sendos baños. El esquema se basaría en un trasvase de interior a interior sin necesidad de sacar el agua fuera del complejo. En cuanto al desagüe de los mismos también se ha registrado un abultado elenco de materializaciones realizadas en el s. XVIII. Principalmente destaca el empedrado localizado frente a la pila-abrevadero. Se ha identificado como el nivel de uso coetáneo a la gran remodelación de Fuente Santa.
Posteriormente, se observa un cambio de funcionalidad en Fuente Santa a mediados del s. XIX. La pérdida de funcionalidad de los baños a lo largo del siglo XIX y XX supuso el reemplazo del uso del espacio a uno de carácter agrícola. Las piscinas se utilizan como depósito para el riego de las parcelas colindantes. Las desamortizaciones hacen que el lugar cambie de manos en, al menos, dos ocasiones. Este cambio de funcionalidad está marcado por la tercera fase, fechada en 1862, gracias a las cartelas presentes en el frontis manierista. En ellas se refleja que la propiedad es del Conde de la Cañada Alta desde ese mismo año. Posteriormente, en 1895, pasará a propiedad de D. Aurelio Chamorro Cantano como así reflejan otras inscripciones
Estas últimas marcan la cuarta fase histórica del conjunto. En algún momento de esta segunda mitad del s. XIX el abrevadero se modifica para que se canalicen en su interior las aguas del balneario derecho (ahora alberca de regadío) y salgan por el mismo lugar que lo hacían en el siglo XVIII. En el sondeo 13.000 se ha constatado una canalización que conduce el agua desde un punto de drenaje situado 3 m al noreste.
La quinta fase está protagonizada por el enlucido que contiene la fecha de 1932. Interpretamos que se realizó una reparación del abrevadero.
La sexta fase se ha podido datar absolutamente en el año 1997, a la vista de la fecha que arrojan diversos envases plásticos registrados en el sondeo 11.000. Esta se caracteriza por la rotura del pavimento empedrado que posteriormente rellenan para instalar una serie de gomas de captación de aguas de la piscina central. Cubriendo los rellenos se encuentra la UE 003. En este sentido, se detecta otra modificación del sistema hidráulico de Fuente Santa. No se observa salida de piscina central a pila abrevadero debido a que la introducción de gomas acabó por reducir el caudal y la cota de agua no llega a la de los caños.
La séptima y última fase es contemporánea, de la última década. Está caracterizada por rellenos arcillosos y de zahorra que han pretendido adecentar el firme de la vía que discurre paralela a la acequia del entorno y por rellenos con apilamiento de mampuestos y ripios en la trasera de Fuente Santa para acondicionar el terreno con fines agrícolas.
En cuanto a los diferentes sondeos ubicados en la otra zona de actuación (14.000, 15.000 y 16.000) en la parcela 18123A02400692, los resultados han sido más que clarividentes de la ausencia de cualquier depósito arqueológico. Como ya se ha comentado, el interés de actuación en este espacio estaba enfocado a analizar y determinar el potencial arqueológico del solar. Tras la excavación de los distintos sondeos, donde las unidades estratigráficas identificadas presentan una matriz arenosa – arcillosa sin inclusiones de ningún tipo, y cuyos únicos restos que nos ponían en duda acerca del potencial arqueológico de la zona, aparecían en la unidad superficial (restos de tégulas), podemos concluir que la parcela carece de restos arqueológicos.
A modo de resumen se puede afirmar que:
- La cimentación del frontis del s. XVI se ha registrado en el sondeo 12.000 en un estado de conservación deficiente. Este se localiza directamente sobre el punto de drenaje del manantial.
- La cimentación de la reestructuración del s. XVIII se ha registrado parcialmente en el sondeo 13.000. En este punto aprovecha la localización de la roca madre para apoyar el esquinazo noreste. No obstante, una serie de mampuestos dispuestos en forma de calzos consolidan la construcción de los paramentos.
- Los sondeos planteados en la parcela 18123A02400692 carecen de restos arqueológicos que sean susceptibles de una actuación desde el punto de vista de la conservación y restauración. No obstante, debería de albergar un nivel de protección mínimo ante cualquier modificación, recomendando, por tanto, para ese caso la realización de un control arqueológico.