El lavadero de la Fuente de la Mina de Gualchos está situado a las afueras de la localidad. El control de movimientos de tierra se llevó a cabo dentro del proyecto de rehabilitación del mismo. Se trata de un albercón de 6,67 metros de ancho por 18,79 metros de longitud y una altura de 3,87 metros que almacenaría alrededor de 500.000 litros de agua destinada al sistema de regadío medieval de la localidad. La salida del agua, dirigida hacia el suroeste, consiste en un arco de 1,10 metros de altura desde el cual el agua se dispone a repartirse por un sistema de acequias que irrigaba la mitad oeste de lo que hoy es la localidad de Gualchos.
El sistema puede dividirse en dos subsistemas por sus finalidades distintas: por un lado, la red hidráulica del lavadero, con una función de higiene y acceso público al agua. Por otro lado, toda la red de regadío de la vega de Gualchos, que se reparte entre la captación (Fuente de la Mina) y la Vega del Chortal. El sistema de captación consiste en una galería de 70 metros de profundidad con 2 metros de alto y 1,60 m de ancho. Las paredes de la mina se componen de mampostería en piedra seca encajada entre sí. Esta galería accede al nivel freático del encaje entre rocas silíceas y carbonatadas de la Sierra de Lújar. El agua baja hasta la alberca por una canalización y partidor de entrada, con dos salidas, una en la alberca, que da paso a la acequia, y otra superior, limitada al lavadero, que está cegada.
El albercón es el sistema de almacenamiento hidráulico principal, y presumiblemente es anterior a la construcción del lavadero en el siglo XIX. El sistema de acequias se ha visto enormemente modificado en los últimos años. El auge de la agricultura bajo plástico ha afectado en gran medida a los antiguos sistemas de regadío de la localidad, y la creación de pozos a cotas muy superiores, así como los trasvases de agua, han supuesto la destrucción total del sistema de riego original.
El sistema hidráulico tiene un origen medieval, formado por la captación del nacimiento sin mina de agua y una presumible conducción hacia lo que probablemente fue una alberca o una balsa de tierra impermeabilizada, empleada para que el agua acumule presión y sea repartida entre los regantes de la vega. La mina de agua, por otro lado, se comenzó a construir en 1846 tras una prolongada sequía que había secado el manantial principal. La excavación de la mina culminó cuatro años más tarde y consiguió un importante aumento de caudal con respecto al precedente, que llevó a la construcción de una fuente de once caños (ocho más que la fuente anterior, que solo disponía de cuatro), un abrevadero y un lavadero de “56 hojas útiles” de piedra, muchas de las cuales se conservaban intactas y, a través del proyecto de restauración ejecutado, se han incluido en el lavadero actual.
El lavadero se construyó en 1855 sobre la nueva alberca ampliada con respecto al nuevo caudal, contando con canales para el surtido de agua del lavadero y la alberca, un canal de salida con desagüe principal, partidores de piedra, pilares de piedra con sus respectivas canalizaciones, una techumbre de teja árabe con postes de madera insertos en agujeros perforados sobre los pilares, y una pavimentación mediante la nivelación de un relleno de tierra roja y su posterior adición de mortero de cal.
El estudio del sistema hidráulico ha arrojado información sobre los condicionantes ambientales y humanos que han afectado tanto al sistema hidráulico empleado para regar la vega como al propio recurso hídrico en sí. Las transformaciones recientes del lavadero demuestran el frágil estado del recurso hídrico, cuya situación ya era muy distinta en el siglo XIX con respecto al momento de creación de la red hidráulica, en un territorio cada vez más desertificado por la acción humana y la desertificación.