Por Stephanie Cruz. Alumna del máster.
Actualmente, se han revelado varios mitos en torno a la leche y sus derivados que han hecho que muchas personas se pregunten si en realidad son saludables o si deberían descartarlos de su dieta. Esto ha generado que parte de la población deje de consumir este grupo de alimentos sin ser ni alérgicos ni intolerantes, situaciones en las que efectivamente se debería modificar su consumo o limitar algunos de ellos. Los lácteos aportan nutrientes esenciales para nuestro organismo, el calcio es el más reconocido, sin embargo, también aportan vitamina D, proteínas de gran calidad (alto valor biológico, buena digestibilidad y absorción), lactosa, más de 400 ácidos grasos diferentes, así como pre y probióticos. Algunos de estos nutrientes han sido el blanco de las críticas sobre la leche y sus derivados volviéndolos los malos de la historia, aunque no sea así.
La lactosa, el azúcar de la leche, normalmente es evitada por la intolerancia causada por la deficiencia de lactasa que se da en el 65% de adultos a nivel mundial, no obstante, en muchas ocasiones esta intolerancia no es diagnosticada por un especialista si no asociada a síntomas después del consumo de estos productos, por lo que no se debería erradicar el consumo de este grupo alimenticio más bien tratar este inconveniente en base a la tolerancia que presente cada paciente. La lactasa muestra varios beneficios para la salud, entre ellos es la única fuente de galactosa necesaria para la formación de oligosacáridos, glucoproteínas y glucolípidos importantes en distintas funciones vitales, también favorece la absorción y retención de minerales como el calcio, cinc y magnesio, imprescindibles para la estructura ósea y funciones de movimiento e inmunológicas.
Las grasas de la leche, que también suelen ser punto de discusión, han demostrado propiedades en beneficio de la salud, como el ácido linoleico conjugado (anticancerígeno, modula el proceso aterogénico, disminuye resistencia a la insulina) o el fosfatidilinositol (aumento de HDL y disminución de colesterol hepático), además de la membrana del glóbulo de grasa, cuyos componentes parecen fortalecer el sistema inmune, regular la función intestinal, formar parte activa de las estructuras cerebrales, entre otras ventajas a nivel fisiológico y farmacológico.
Varios estudios han evidenciado que el consumo de lácteos se relaciona con un menor riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidente cerebrovascular, cáncer colorrectal, síndrome metabólico y obesidad. Por lo tanto, no es correcto quitarlos, ni a ningún otro grupo de alimentos de la dieta, cada uno presenta beneficios diferentes por los nutrientes y otras sustancias que aportan al organismo, solo hay que saber equilibrar las porciones y utilizar preparaciones adecuadas para aprovecharlos al máximo.
Referencias:
Instituto IIDENUT. (2018). Material del Curso Taller “Bioquímica Nutricional de la Leche”.
Jin, S., Kim, Y., y Je, Y. (2020). Dairy Consumption and Risks of Colorectal Cancer Incidence and Mortality: A Meta-analysis of Prospective Cohort Studies. Cancer Epidemiology Biomarkers y Prevention, 29(11), 2309–2322. https://doi.org/10.1158/1055-9965.epi-20-0127 PMID: 32855265
Toca, M., Fernández, A., Orsi, M., Tabacco, O. y Vinderola, G. (2022). Intolerancia a la lactosa: mitos y verdades. Actualización. Archivos Argentinos de Pediatria, 120(1). https://doi.org/10.5546/aap.2022.59
Zhang, X., Chen, X., Xu, Y., Yang, J., Du, L., Li, K., y Zhou, Y. (2021). Milk consumption and multiple health outcomes: umbrella review of systematic reviews and meta-analyses in humans. Nutrition y Metabolism, 18(1). https://doi.org/10.1186/s12986-020-00527-y
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