¡Saludos de nuevo, amantes de la cultura audiovisual! Estamos en el Women’s History Month y toca hablar de mujeres que tomaron gran parte en la historia y desarrollo de nuestra humanidad, así que pongo mi granito de arena con una serie de televisión de la ITV (cadena que no tiene nada que ver con revisiones de coches): ¡Victoria!
Antes de comenzar con esta review inspirada por mi compañero redactor J.V.R. (el cual publicó la primera review de serie de TV, Peaky Blinders), quería compartir con vosotros un shower thought que tuve antes de empezar a escribirla: ¿se puede considerar un spoiler como tal, aun estando la serie/película en cuestión basada en hechos reales y verídicos que forman parte de la Historia? Porque claro, uno puede argumentar “¡No es un spoiler si es cultura general! De lo contrario cualquiera podría gritar ‘Spoiler!‘ cada vez que alguien lee la respuesta de una tarjeta del Trivial…”, pero por otro lado, es como si te arruinasen el final de un clásico de la Literatura que aún no te has leído… En fin, que quede este en tema de debate. Pero ahora… ¡toca esparcir cultura!
INFORMACIÓN SOBRE LA SERIE:
- Título original: Victoria (TV Series)
- Año: 2016
- Duración: 510 min. (Una temporada de 8 episodios)
- País: Reino Unido
- Director: Daisy Goodwin (Creator), Tom Vaughan, Oliver Blackburn, Sandra Goldbacher
- Guión: Daisy Goodwin, A.N. Wilson
- Música: Ruth Barrett, Martin Phipps
- Fotografía: John Lee
- Reparto: Jenna Coleman, Rufus Sewell, Tom Hughes, Catherine Flemming, Eve Myles, Adrian Schiller…
- Productora: Mammoth Screen / Endeavour / ITV
- Género: Serie de TV. Drama | Drama de época. Siglo XIX. Histórico. Biográfico
- Sinopsis: Serie de TV (2016-). Este ambicioso drama histórico sigue los primeros años de la Reina Victoria, desde su ascensión al trono a la temprana edad de 18 años hasta su matrimonio con el Príncipe Alberto, en lo que continuó como un reinado de más de 60 años.
REVIEW (Sin spoilers)
Cierto es el hecho de que esta serie no ha recibido tanta coba ni admiración por parte de la audiencia al haberse estrenado casi a la par otra serie de la misma temática, The Crown; es otra de las decenas de series que tengo pendientes de ver, y a pesar de no tener criterio para sacarle ventajas y defectos, tanto la crítica profesional como mis conocidos que sí la han visto me aseguran que, a nivel dramático, está mejor que esta de la que estoy hablando. Sin embargo, hacía tiempo que no veía ninguna serie basada en hechos históricos (no desde Vikings, serie que además dejé de lado tras la tercera temporada), y he de decir que me cautivó desde el primer episodio, no solo por la maravillosa Jenna Coleman, la cual interpreta maravillosamente con sus bien conservados treinta años a una Reina Victoria de dieciocho recién cumplidos, sino por lo estupendamente ambientada que la serie en sí está en la primera mitad del siglo XIX. El diseño de producción, el vestuario, los peinados y las costumbres parecen calcadas de aquella época, y no hablemos del nunca mejor llamado Queen’s English, que es el acento británico más elegante y marcado visto en el Reino Unido.
La serie de momento solo lleva una temporada, pero para los amantes de la historia, es una delicia. En ocho episodios narra desde su ascenso al trono hasta el nacimiento de su primera hija con el Príncipe Albert, interpretado por Tom Hughes, con el que además mantiene una relación en la vida real. Pasa por episodios reales de su reinado, como el escándalo de Flora, la crisis de las doncellas y su intento de asesinato por parte del loco Oxford. También se ve paralelamente el desarrollo de Inglaterra, el nacimiento del ferrocarril, la vida de otros personajes secundarios tras las paredes de Buckingham, las discusiones de los tories y whigs en el Parlamento, y no solamente la vida monárquica de la reina Victoria, sino también su lado más humano como joven infravalorada y menospreciada por la aristocracia, ya sea por su edad o por su estatura y a veces intentando manipularla con tal de conseguir algún tipo de privilegio, Regencia o título. En otras palabras, un Juego de Tronos sin dragones, ni desnudos ni sangre por todas partes. Otro aspecto que me encanta de la serie es ver al gran Rufus Sewell (conocido por hacer de Tom el albañil en la miniserie de Los Pilares de la Tierra) interpretando al Primer Ministro Lord Melbourne, un personaje muy entrañable que juega un papel importante en la vida de nuestra pequeña gran monarca.
A modo de conclusión: ¿llueve? ¿Has acabado tus tareas y necesitas desconectar un ratito del TFG? Mírate un capítulo de Victoria después de comer y no te arrepentirás.
Autor: I.M.P
Fuente de información sobre la serie y fotografía: Filmaffinity.
Edición: I.M.P. y E.R.S.
Being vegan or vegetarian in a culture where meat eating is normative comes with many challenges. Even if they vary depending on how uncommon these ethical choices are in each particular culture, it is safe to affirm that most vegetarians or vegans will face the same trials at one point or another in their lives, ranging from the material difficulty in finding any decent option when eating out, to the hostility displayed by omnivores, even among close friends or family members. This is just the tip of the iceberg that Han Kang uncovers in her haunting novel The Vegetarian, originally published in Korean in 2007 and translated into English almost a decade later. Deborah Smith’s translation merited the award of the 2016 Man Booker International Prize; no small feat if we take into account that Smith had only started learning Korean seven years before, at the age of 21, and that The Vegetarian saw off competition from, among others, A Strangeness in my Mind, Ekin Oklap’s translation of Turkish Nobel Laureate Orhan Pamuk’s Kafamda Bir Tuhaflık.


Como el turrón en Navidad, como la primavera en el Corte Inglés, un año más San Valentín vuelve a los escaparates de las tiendas de regalos y las agencias de viajes o a las portadas de los telediarios para demostrarnos que nuestra tolerancia a la intoxicación publicitaria es prácticamente infinita.



Should the students of Estudios Ingleses read a non-fiction bestseller? I think they should. They would be sharing an experience with a quarter of a million Britons who seem to be reading the same book right now –and enjoying it. Oddly enough, the book is written by an American who has recorded his most recent trip around Britain. But Iowa-born Bill Bryson (pronounced braison) is not so American –he has now dual nationality American-British– and the view of Britain can be as fictional as the title The Road to Little Dribbling. Twenty years ago, Bill Bryson went on a trip around Great Britain and wrote Notes from a Small Island, which was voted the book that best represents Britain, so forget George Mikes’ How to be an Alien. The idea of the cultural shock received by an American who tours Her Majesty’s big island is not new, not even for Bryson, and I also recommend Mark Twain’s The Innocents Abroad to those interested in the shocking experience of European uses and habits for a group of 19th century Yankees. Anyway Americans –and everybody else– are still fascinated and frustrated by British eccentric pastimes and place names. The trip begins in Bognor Regis on the south coast (Bugger Bognor! is the first chapter after a hilarious prologue) and ends in Cape Wrath, UK’s most north westerly mainland extreme. This is called the Bryson line, which is followed and abandoned at will to fetch up in Wraysbury, the failed capital of Motopia, the Cornish coastline around Lyme Regis –remember The French Lieutenant’s Woman?– or Lauharne (pronounced larn), where Dylan Thomas’s writing hut still stands perched on the cliff’s edge. There’s the sentimental return, the disappointing rediscovery and the permanent bewilderment. Bryson’s insight is both funny and perceptive so this reading will give students the opportunity to enjoy and perhaps understand some of the contradictions of Britain today.