Recibida por la fiesta al Dios Sol. 27 de junio de 2025.
El día 23 salía de Madrid con una maleta llena de ilusiones y también de miedos, tras 16 horas de viaje llegaba a la ciudad de Cusco, la que iba a ser mi hogar durante los próximos 2 meses. A la mañana siguiente Cusco me recibía con su fiesta más importante, el Inti Raymi, una celebración llena de colores, tradiciones, danzas, música y alegría. ¿A caso pude tener un mejor recibimiento? A pesar de eso el primer día fue un poco difícil, el cansancio, el estrés y los nervios me impidieron disfrutar plenamente de esta celebración; aun así fue un día inolvidable en el que conocí a personas extraordinarias.
Aunque llevo menos de una semana en esta ciudad ya me ha cautivado con su encantador desorden y sus calles llenas de historia y de vida. Además, el acogimiento en la organización donde voy a realizar el voluntariado también ha sido de lo más cálido. Estoy segura de que estos dos meses van a ser una experiencia inolvidable que voy a llevar siempre conmigo.

Mejor de lo que nunca hubiese pensado. 31 de julio de 2025.
Después de un poco más de un mes en Cusco puedo decir que la ciudad me tiene completamente cautivada, cada una de sus calles y esquinas están llenas de historia y de vida. Se trata de una ciudad con infinidad de cosas que ofrecer.
Por su parte, el trabajo aquí está yendo mucho mejor de lo que nunca hubiese imaginado, en la organización me han permitido involucrarme plenamente y no solo estoy asistiendo a muchos de los talleres que se imparten a las comunidades, sino que también estoy participando en la impartición de alguno de ellos. Gracias a esto estoy pudiendo aprender realmente como trabajar con la población y entrar de una manera privilegiada en su cultura. Cada vez que estoy en uno de esos talleres siento una gran gratitud con la FSU y el CGPA por permitirme entrar tan de lleno en su trabajo, con todos los participantes por asistir, con la Universidad por ofrecer esta oportunidad y conmigo misma por haber dado el paso de embarcarme en esta aventura.
Ahora mismo lo único que puedo pensar es en exprimir al máximo el mes que me queda aquí, ya todos los miedos y nervios del inicio se han disipado y se han transformado en unas inmensas ganas de conocer y de aprender todo lo posible en este tiempo.
La parte más dura son las despedidas. 28 de agosto de 2025.
Tras dos maravillosos meses la experiencia llega a su fin y lo más duro que he vivido en estos dos meses lo estoy viviendo ahora, las despedidas, el tener que despedirme de toda la gente que ha hecho que me sienta en casa estando tan lejos de la mía, de la ciudad que ha sido mi hogar y de todo lo vivido aquí. Han sido dos meses llenos de aprendizajes, de vivencias, de nuevas emociones…
Perú y, especialmente la ciudad de Cusco se caracterizan por sus colores y me he dado cuenta de que estos colores son un reflejo de la intensidad de su cultura, de su alegría, de su historia y de su lucha.
No puedo estar más contenta por haber elegido el Centro Guaman Poma de Ayala como entidad en la que realizar mi voluntariado, todo el equipo y especialmente mis compañeros de proyecto me han hecho sentir una más, me han acompañado en toda mi estancia y me han enseñado todo lo que saben. La realidad de mucha gente en este país y en concreto en esta ciudad (que es donde yo he trabajado) es muy dura, pero las ganas que les ponen para mejorar su calidad de vida y la pasión con la que he visto que mis compañeros trabajan para ayudarles a lograrlo me llenan de esperanza y de ganas de seguir trabajando en proyectos como este.
Estoy enormemente agradecida con la Universidad de Granada por darme esta oportunidad, con la Fundación Social Universal por ayudarme a emprender este camino y con el centro Guaman Poma de Ayala por acompañarme en el proceso y permitirme adentrarme en su trabajo y en su realidad.
Me despido de Perú con un nudo en la garganta, pues una parte de mí siempre se quedará aquí y una parte de Perú siempre estará conmigo. Como dicen en quechua: hasta que la vida nos vuelva a encontrar, Tupananchiskama Perú.