En un proceso isotermo el calor no tiene por qué ser necesariamente cero. La energía interna de los gases ideales es función exclusivamente de la temperatura y su capacidad calorífica a volumen constante es constante. Así, de esta ley (de Joule) y del Primer Principio, se deduce que en un proceso isotermo la energía interna de un gas ideal se mantendrá constante y por tanto el trabajo realizado por el gas será numéricamente igual al calor recibido. Ese calor no tiene por qué ser cero salvo que el proceso sea también isocoro o isobaro, lo que implica que no cambia el estado. Hay que recordar que la capacidad calorífica de un gas ideal en un proceso arbitrario no se conoce, salvo a volumen o presión constante.
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